Tras la exposición de una táctica utilizada por una empresa farmacéutica para incentivar a los médicos a recetar opioides para aliviar el dolor, la organización Salud y Fármacos pidió con urgencia el establecimiento de regulaciones firmes que garanticen una prescripción responsable, basada en evidencia, y que minimicen los riesgos de adicción.
La organización expuso el 28 de marzo el caso de farmacéutica alemana Grünenthal, afirmando que implementó una estrategia que incluía financiar y otorgar becas a médicos con el objetivo de que incrementaran la prescripción de sus analgésicos opioides, especialmente el tapentadol.
Esto «se ha criticado porque tiene un impacto negativo en el hábito prescriptivo de los médicos, quiénes tienden a devolver el favor incrementando, a veces sin darse cuenta, las prescripciones innecesarias de opioides», dijo Salud y Fármacos, una organización internacional sin ánimo de lucro, que se dedica a fomentar el acceso y el uso adecuado de medicamentos entre la población hispano-parlante.
«Es decir, se acepta que estos “regalos”, por insignificantes que sean, tienen un efecto muy sutil y generan conflictos de interés en los prescriptores, quiénes tienen que escoger entre cumplir con la obligación de proveer la mejor atención al paciente y satisfacer los deseos de la industria».
La organización compara la estrategia de Grünenthal para aumentar la venta de opiáceos a las que utilizaron otras empresas para desencadenar la epidemia por consumo de opioides, que ocasionó más de medio millón de muertes en Estados Unidos entre 1999 y 2019.
Hasta el año 2017, el gasto relacionado con la crisis le había costado a la economía estadounidense al menos 631 000 millones de dólares (570 000 millones de euros) en un período de cuatro años. Las muertes se dispararon en los años siguientes y entre marzo de 2020 a marzo de 2201 se registró la cifra récord de 96 779 muertes por sobredosis de drogas, casi un 30% más que el año anterior.
Grünenthal estuvo promoviendo la comercialización de tapentadol a nivel mundial y según Salud y Fármacos este medicamento ha producido múltiples casos de adicción, abuso y otros serios problemas de salud pública. La empresa presentó su fármaco en Hispanoamérica como una alternativa más segura a los opioides tradicionales, minimizando sus riesgos adictivos y resaltando que supuestamente tenía un perfil de seguridad superior.
«La estrategia funcionó, investigaciones revelan que esta promoción llevó a un aumento en la prescripción del medicamento, por ejemplo, en Colombia, el tapentadol fue el tercer producto más vendido de Grünenthal en 2022 y 2023», afirmó la organización, añadiendo que los «expertos señalan que no existen pruebas concluyentes que respalden la afirmación de que el tapentadol tiene menor potencial adictivo que otros opioides».
Aunque Grünenthal ha expresado su compromiso con el uso médico responsable de sus analgésicos opioides, tras los informes cuestionando su conducta, se estima que la estrategia de Grünenthal para promover el tapentadol en Hispanoamérica tuvo múltiples implicaciones y una de ellas «es el posible aumento en la adicción a los opioides».
«La ausencia de evidencia concluyente que respalde un menor potencial adictivo del tapentadol intensifica el debate, ya que su uso podría estar motivado más por intereses comerciales que por una base clínica sólida», dice la organización.
Salud y Fármacos destaca que «la formación médica no la puede financiar la industria farmacéutica, porque hay que evitar que ese espacio educativo sirva para promocionar los tratamientos más lucrativos de las empresas».
«Si la promoción del tapentadol ha llevado a un aumento en su uso en América Latina, es necesario y urgente que las autoridades sanitarias revisen y fortalezcan sus regulaciones sobre las indicaciones de prescripción, basándose en la mejor evidencia científica disponible y en la experiencia de otros países».
No se trata de restringir el acceso a los opioides por temor a la adicción en los pacientes con dolor oncológico de difícil control sino «la necesidad de encontrar un equilibrio entre garantizar el acceso a tratamientos efectivos y prevenir el abuso de opioides», conluye la organización.
El informe español EDADES 2024, indica que en 2024 el 15,2 % de las personas de 15 a 64 años ha consumido opioides alguna vez en la vida, el 6,6 % en los últimos 12 meses y el 3,9 % en los últimos 30 días. Los analgésicos opioides más consumidos son codeína y tramadol. Las mujeres consumen analgésicos opioides en mayor proporción que los hombres para todos los tramos temporales, de la misma manera también es más frecuente el consumo en los grupos de mayor edad.
En cuanto al consumo de los analgésicos opioides sin receta, un 2,5 % reconoce haberlos consumido alguna vez en la vida sin prescripción médica, sin embargo, el 26,6 %, cree que podría conseguirlos fácil/muy fácilmente en 24 horas. El informe indica un evolución de crecimiento en comparación con los años anteriores.

Tácticas farmacéuticas en los tribunales
En 2019, al menos seis compañías farmacéuticas en Estados Unidos que participaban en la distribución o producción de analgésicos opioides enfrentaron una investigación penal federal debido a sus supuestos roles en la crisis nacional de sobredosis.
Una de esas compañías, Purdue Pharma, que ganó miles de millones vendiendo su analgésico recetado OxyContin, enfrentaba entonces más de 2 600 demandas contra la compañía por comercializar y vender agresivamente su medicamento presentándolo como un fármaco de bajo riesgo de adicción, a pesar de saber que no era así. Purdue, que ha negado cualquier irregularidad, se declaró en bancarrota.
En 2020, el fiscal general del estado de Washington, Bob Ferguson, presentó una demanda contra la multinacional Johnson & Johnson acusándola de desempeñar un papel clave en el uso desmedido de opioides de la industria farmacéutica y por participar en una campaña de marketing «engañosa».
«Los opioides han destruido a las familias de Washington, han sobrecargado nuestro sistema de atención médica y han provocado una epidemia de adicción que estamos luchando por contener», dijo Ferguson.
«Johnson & Johnson debe responsabilizarse del daño causado», añadió.
En 2022, la compañía farmacéutica Teva acordó en principio pagar USD 4 250 millones de dólares (3 940 millones de euros) después de llegar a un acuerdo a nivel nacional con varios estados y gobiernos locales sobre su presunto papel en la crisis de opioides de EE. UU. El gigante farmacéutico con sede en Israel anunció que pondría fin a miles de demandas presentadas contra la compañía.
En 2023, Laurence Doud, exdirector de la farmacéutica estadounidense Rochester Drug Cooperative, fue sentenciado en Nueva York a más de dos años de prisión por conspirar para distribuir ilegalmente opioides a farmacias que los vendían a traficantes y adictos. Es el primer alto ejecutivo de una farmacéutica condenado penalmente por su implicación en la crisis de los opioides en EE. UU.
Un jurado federal declaró culpables al médico Oscar Lightner y al gerente de su clínica, Andrés Martínez, por operar la empresa Jomori Health and Wellness en Texas, donde recetaron ilegalmente más de 600 000 píldoras de opioides a cambio de dinero. La clínica, ubicada en Houston, se presentaba falsamente como especializada en tratamientos para el dolor.
En 2024 la empresa de publicidad francesa Publicis, que desarrolló estrategias de mercadotecnia para la farmacéutica estadounidense Purdue Pharma fabricante del analgésico altamente adictivo OxyContin, acordó pagar 350 millones de dólares (324 millones de euros) por su papel en la crisis de los opioides en Estados Unidos.
Publicis Health, parte de Publicis, es la primera empresa publicitaria que negocia un pacto para resolver todas las acusaciones en su contra en esta epidemia sanitaria.
Entre 2010 y 2019, Publicis desarrolló campañas de mercadotecnia y materiales promocionales de OxyContin y otros analgésicos adictivos como Butrans y Hysingla, que eran descritos como seguros y que no creaban adicciones, y colaboró en el desarrollo de estrategias engañosas para aumentar las ventas de Purdue Pharma, explicó la Fiscalía.

Riesgo en las recetas de opioides para uso no oncológico
El uso de opioides en el tratamiento no oncológico, como la fibromialgia y otras enfermedades crónicas, ha sido objeto de un intenso debate en el ámbito sanitario. Mientras algunos profesionales alertan sobre el riesgo de un uso inadecuado de estos fármacos, otros subrayan su papel fundamental en el abordaje del dolor.
Tanto el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) como la Sociedad Española del Dolor (SED) han manifestado en diversas ocasiones su preocupación por la prescripción excesiva de opioides en el tratamiento del dolor crónico. En contraste, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) considera que la situación actual del Sistema Nacional de Salud (SNS) no es alarmante en este aspecto, dijo el diario Redacción Médica el 4 de marzo.
También señala que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), ha emitido advertencias sobre el uso prolongado y en dosis superiores a las recomendadas de combinaciones sobre algunos fármacos. El Gobierno, ante los opioides «más potentes», como el fentanilo de liberación rápida está intentando «reducir ingresos hospitalarios relacionados con su abuso» y prevenir el desarrollo de adicciones adoptando diversas medidas de control.
El Ministerio de Sanidad anunció en marzo la puesta en marcha de una herramienta para la valoración del riesgo en la prescripción de opioides, como parte de su estrategia para frenar el abuso y la adicción a estos analgésicos. Se trata de una iniciativa para la utilización de analgésicos opioides en el dolor crónico no oncológico, cuyo objetivo es reducir los riesgos asociados a estos medicamentos sin comprometer el alivio del dolor de los pacientes, informó Redacción Médica.
Los análisis del Indicador Mortalidad por reacción aguda a sustancias psicoactivas, es decir, la Mortalidad relacionada con Drogas, confirman que los opioides mantienen su presencia, detectándose en el 58,6 % de los fallecimientos notificados en 2018, según el Ministerio de Sanidad español.
En lo que respecta a analgésicos opioides con uso terapéutico, agrega que en 2018 ya se habían notificado fallecidos con presencia de fentanilo y fallecidos con presencia de tramadol.
El fentanilo, un veneno que se introdujo fuertemente en Estados Unidos, también está inundando a España. «Solo se necesitan 2 miligramos de estas cosas para que uno muera y nosotros estamos encontrando el doble, a veces el triple de la cantidad de fentanilo en una píldora que se supone que no contiene fentanilo», dijo en 2022 el alguacil Rand Henderson, del condado de Montgomery, Texas, al explicar la crisis.
«Es verdaderamente un arma de destrucción masiva que está matando a nuestra población», agregó el sheriff.
El fentanilo ya ha trascendido las fronteras estadounidenses, aunque en un grado menor. España, se posiciona como el tercer mayor consumidor de esta sustancia a nivel global, detrás de Estados Unidos y Alemania, según un informe de 2023 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en el cual se recoge la producción lícita.
Se estima que, en ese período, España consumió alrededor de 124,6 kilogramos de fentanilo, lo que representa el 11,8 % del consumo mundial, según La Razón. Además, el país se posicionó como el segundo mayor importador de este fármaco. El aumento en su consumo legítimo ha generado una mayor vigilancia sobre su uso ilegal, aunque la situación en España aún está lejos de alcanzar la gravedad observada en Estados Unidos.
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