¿Qué es lo que más desean los padres para sus hijos? Una vida plena y fecunda, que les permita vivir lo mejor posible y disfrutar de las experiencias más bellas.
La poesía nos abre los ojos, nos eriza la piel y nos conmueve: nos pone en relación con el mundo y hace que el mundo se acerque a nosotros, refina nuestra vida emocional y nos enseña a percibir lo que de otro modo pasaríamos por alto. Esta es una de las razones por las que los padres deberían leer poemas a sus hijos.
Recuerdos de un poema al atardecer
Aún puedo oír la voz cálida y mesurada de mi padre mientras leía en voz alta un poema de T. S. Eliot a la familia, una noche después de cenar:
Cuando la tarde se extiende contra el cielo
El poema me cautivó, hechizando mi mente en un hermoso laberinto de palabras: misteriosas, urgentes, tristes e ingeniosas. No entendí mucho del texto —es uno que aún hoy sigue desconcertándome—, pero sentí que había encontrado una obra magistral, un poema que me alcanzó en un nivel hasta entonces desconocido.
Mi padre, profesor de literatura inglesa, sabía exactamente cuándo hablar en voz baja y cuándo alzar la voz mientras leía. Sabía dónde hacer una pausa y cuánto tiempo mantener nuestra atención. Para mí, su voz está ligada para siempre a las palabras de Eliot:
He oído a las sirenas cantar, una a la otra.
Las he visto cabalgar mar adentro sobre las olas,
peinando el cabello blanco de las olas que se retraen,
cuando el viento sopla el agua blanca y negra.
Antes de que mi padre me leyera el poema, no sabía hasta dónde podían llegar mi corazón y mi mente, y al descubrirlo me sentí mucho más rico.
Cuando se abren nuevos mundos
Esta es una de las razones más importantes para acercar a los niños a la gran poesía: les abre nuevos horizontes intelectuales y emocionales, los acompaña en su crecimiento y les ayuda a sentir con profundidad y nobleza. Como expresó el educador y profesor de literatura John Senior:
El poeta es el hombre que dice: «¡Mira! ¡Mira! Nunca has visto esto antes». Y si lo sigues, percibirás mucho más de lo que habrías descubierto por tu cuenta. Al hacerlo, habrás ampliado tu capacidad de experimentar el mundo, lo que equivale a decir: vivir.
Los poemas son una manera privilegiada de introducir a los niños en el mundo de la gran literatura. Son obras maestras lingüísticas breves e intensas que concentran una inmensa cantidad de emoción y perspicacia en un formato pequeño, como una lupa que enfoca la luz del sol en un potente haz.
Como muchos grandes poemas son breves, los más pequeños pueden centrar fácilmente su atención en ellos. Reciben pequeñas dosis de una magia lingüística excepcional que les enseña los fundamentos de las artes literarias: imágenes, ritmo, metáforas, emoción y descripción.
La poesía agudiza su oído para el uso cuidadoso del lenguaje y no solo les ayuda a convertirse en lectores perspicaces a lo largo de su vida, sino que también sienta las bases de su propia escritura. Los buenos escritores tienen buen oído para el lenguaje, y la poesía contribuye de manera decisiva a desarrollarlo.
La poesía y las grandes preguntas de la vida
Quizás aún más importante, los grandes poemas acercan a niños y jóvenes a las grandes preguntas sobre la vida y la condición humana. Como señaló el poeta estadounidense Robert Frost, cuatro veces ganador del Premio Pulitzer, en su discurso «Educación por la poesía» (1931):
«La poesía comienza con metáforas triviales, hermosas y elegantes, y conduce a los pensamientos más profundos que poseemos»
Se puede decir que, en la civilización occidental, la exploración del sentido de la vida y de la muerte comienza en la poesía de Homero.
Tras argumentar que todo estudio y todas las relaciones humanas dependen en gran medida de metáforas y símiles, Robert Frost concluyó:
Quien no se sienta cómodo con la metáfora, quien no haya recibido una formación poética adecuada en metáfora, no estará seguro en ninguna parte. Porque no está familiarizado con los valores figurativos: desconoce la metáfora en su fuerza y en su debilidad. … No está seguro en la ciencia; no está seguro en la historia.
La poesía ayuda a los niños a aprender qué son y cómo funcionan las metáforas, un medio fundamental de comunicación en todos los ámbitos de la vida.
Las habilidades lingüísticas como clave para todo lo demás
Las habilidades lingüísticas son la base de toda educación, ya que todo lo que aprendemos se comunica a través del lenguaje, aunque la materia no sea literaria. Una investigación de la Universidad de Washington (UW) muestra que el vocabulario y las habilidades gramaticales de un niño predicen su éxito posterior, no solo en lengua, sino también en otras materias escolares.
El estudio examinó una amplia gama de destrezas relacionadas con la preparación escolar para identificar el factor de éxito más determinante y concluyó que las habilidades lingüísticas superaban de forma significativa a todas las demás.
Como explica la lingüista Amy Pace, profesora de la UW: «Gran parte de la investigación se centra en las matemáticas, las ciencias y la lectoescritura, y ni siquiera tiene en cuenta que el lenguaje pueda influir», señala. «Pero, en realidad, se convierte en un potente predictor en todas las materias».
Un niño con excelentes habilidades lingüísticas probablemente destaque en matemáticas porque posee las herramientas necesarias para comprender los conceptos asociados, mientras que un genio de las matemáticas podría tener dificultades para transferir su pensamiento numérico a otras áreas.
Las investigaciones sugieren que la exposición a la poesía mejora considerablemente el desarrollo del lenguaje y el bienestar emocional de los niños. Por ejemplo, según la reconocida autora australiana de literatura infantil Mem Fox, los expertos en lectura han comprobado que los niños que memorizan ocho rimas infantiles a los cuatro años se sitúan entre los lectores más competentes a los ocho.
Fox recogió estos hallazgos en su obra fundamental sobre la lectura en la primera infancia, «Reading Magic: Why Reading Aloud to Our Children Will Change Their Lives Forever» («Magia de la lectura: por qué leerles en voz alta a nuestros hijos cambiará sus vidas para siempre»). En ese libro, la autora subraya que la lectura en voz alta, practicada de forma habitual, transforma la vida de los niños.
Además, según un estudio publicado en 2021, se observó que síntomas como la tristeza, la ira, la preocupación y la fatiga mejoraron significativamente en niños hospitalizados de ocho a diecisiete años después de participar en ejercicios de lectura y escritura de poesía. La poesía puede ayudar a los menores a procesar emociones difíciles y mejorar su salud mental.
Poesía para antes de dormir
Mi propio viaje poético continúa. He empezado a leer poesía en familia después de cenar, tal como mi padre me leía a mí. Espero ayudar a mis hijos a desarrollar competencias lingüísticas, el amor por las palabras y un buen oído para los sonidos armoniosos.
Pero, más importante aún, confío en que el vago recuerdo del ritmo de mi voz y las palabras fragmentadas de Tennyson, Keats, Eliot, Frost y Dickinson permanezcan con ellos durante toda su vida, tal como la voz de mi padre permaneció conmigo, como una suave corriente subterránea bajo las impredecibles mareas de la vida, que los lleve hacia lo bueno y lo bello.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Alemania con el título «Wie Gedichte ein Band zwischen Eltern und Kindern knüpfen können»
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