Cómo se perpetró el «robo del siglo» en el Louvre

El robo de ocho piezas de joyería preciosa invendibles del museo parisino ha sido comparado con otros crímenes famosos

Por Rachel Roberts
21 de octubre de 2025 16:31 Actualizado: 21 de octubre de 2025 16:32

El audaz robo de joyas invaluable del Louvre de París, ocurrido el 19 de octubre, fue calificado como «el atraco del siglo» por varios periódicos locales, y los comentaristas no tardaron en compararlo con crímenes similares que acapararon titulares a lo largo de los años.

Tras el robo a plena luz del día, han surgido preguntas sobre la seguridad del museo más visitado del mundo, que atrae a cerca de nueve millones de visitantes al año, junto con especulaciones sobre quién podría estar detrás del crimen.

Mientras los investigadores especializados se esfuerzan por dar con los responsables, a continuación le explicamos cómo se llevó a cabo el atraco en cuestión de minutos, qué se robó y por qué los expertos temen que las joyas nunca vayan a ser recuperadas.

Cómo sucedió

Ladrones con pasamontañas irrumpieron en una galería del piso superior el domingo por la mañana. Utilizaron una plataforma elevadora montada en un camión, conocida como «cherry picker», para romper una ventana antes de saquear objetos preciosos de una zona que alberga las joyas de la Corona francesa.

Los ladrones atacaron a las 9:30 a. m., hora local, apenas media hora después de que el museo abriera sus puertas al público, según declaró la fiscal de París, Laure Beccuau, a la televisión francesa.

Se detuvieron en una carretera junto al río Sena y subieron por la escalera extensible de la plataforma elevadora para forzar una ventana del edificio de la Galerie d’Apollon. Aunque no portaban armas convencionales, amenazaron a los guardias con las amoladoras angulares que utilizaron para cortar la ventana, afirmó Beccuau.

Le Monde y otros medios franceses informaron de que participaron cuatro ladrones, dos de los cuales llevaban chalecos amarillos reflectantes para hacerse pasar por obreros de la construcción. Dos viajaban en el camión y los otros dos en scooters.

La banda intentó, sin éxito, prender fuego a la grúa mientras huían del lugar del crimen en motocicletas.

El museo fue evacuado cuando sonó la alarma tras el asalto y permaneció cerrado hasta el lunes.

Agentes de la policía francesa junto a una escalera extensible utilizada por los ladrones para entrar en el museo del Louvre en París el 19 de octubre de 2025. Dimitar Dilkoff/AFP vía Getty Images

¿Qué robaron?

Si bien se buscaban nueve objetos, ocho fueron sustraídos con éxito. Los ladrones perdieron el noveno, la corona de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, durante su huida, según la fiscal. La pieza está adornada con 1 354 diamantes y 56 esmeraldas, según el sitio web del museo.

El presidente de la casa de subastas Drouot, Alexandre Giquello, declaró a Reuters que la corona se valoraría en «varias decenas de millones de euros», y añadió que, en su opinión, «no era el objeto más importante» del botín.

El Ministerio de Cultura declaró que los ocho objetos robados incluyen:

Una tiara de un conjunto de joyas de zafiro perteneciente a las reinas María Amelia y Hortensia.
Un collar del mismo conjunto de zafiros.
Un pendiente (la mitad de un par) de ese conjunto de zafiros.
Un collar de esmeraldas del conjunto de joyas de la emperatriz María Luisa (segunda esposa de Napoleón I).
Un par de pendientes de esmeraldas del conjunto de María Luisa.
Un broche conocido como el «broche relicario».
Una tiara perteneciente a la emperatriz Eugenia (esposa de Napoleón III).
Un gran broche con nudo de corpiño (broche de lazo de ramillete) perteneciente a la emperatriz Eugenia.

Sigue sin explicarse por qué los ladrones pasaron por alto el diamante Regent, expuesto en la Galerie d’Apollon y tasado en más de 60 millones de dólares (52 millones de euros), según Sotheby’s.

En el sentido de las agujas del reloj desde arriba a la izquierda: una tiara, un collar y un pendiente del conjunto de zafiros de la reina María Amelia y la reina Hortensia. Un collar y un par de pendientes de esmeraldas del conjunto de la emperatriz María Luisa. Un broche conocido como el «broche relicario». Un gran broche con nudo en el corpiño de la emperatriz Eugenia. Una tiara de la emperatriz Eugenia. La corona de la esposa de Napoleón III, la emperatriz Eugenia. Stéphane Maréchalle/Musée du Louvre.

¿Quién podría estar detrás?

Beccuau dijo inmediatamente después del crimen que no se descartaba nada y que todas las líneas de investigación estaban abiertas, aunque la injerencia extranjera no figuraba entre las principales hipótesis.

Apuntó que era probable que el robo hubiera sido encargado por un coleccionista —en cuyo caso existiría la posibilidad de recuperar las piezas en buen estado— o ejecutado por ladrones interesados únicamente en el valor monetario de las joyas y los metales preciosos.

«Barajamos la hipótesis de delincuencia organizada», precisó la fiscal, y añadió que los autores podrían haber actuado por encargo de un comprador o bien perseguir únicamente el valor de las joyas y metales para blanquear ganancias ilícitas.

«Hoy por hoy, casi cualquier delito puede tener vínculos con el narcotráfico, habida cuenta de las enormes cantidades de dinero que mueve ese mercado ilícito».

La investigación está a cargo de una unidad policial especializada con una alta tasa de éxito en robos de alto perfil, según el ministro del Interior francés, Laurent Núñez.

¿Por qué no se reforzó la seguridad?

Ilustración de The Epoch Times, Google Earth

El robo ha reavivado el debate sobre la financiación de los museos, que son mucho menos seguros que los bancos a pesar de ser, cada vez más, objetivo de los ladrones.

A principios de este año, las autoridades del Louvre solicitaron con urgencia financiación al Gobierno francés para restaurar y renovar las antiguas salas de exposiciones del museo y proteger mejor sus innumerables obras de arte.

Macron declaró en X que el nuevo plan gubernamental para el Louvre, anunciado en enero, «contempla un refuerzo de la seguridad». Pese a la promesa presidencial de destinar 700 millones de euros a la remodelación, el personal del museo secundó una huelga en junio para denunciar las aglomeraciones peligrosas.


El Louvre es uno de los museos mejor financiados del mundo. Si lo atacan, todos los museos son vulnerables.

(Christopher Marinello, fundador de Art Recovery International)


La ministra de Cultura, Rachida Dati, subrayó durante una visita el lunes al lugar del crimen que el problema de la seguridad en los museos «no es nuevo».

«Durante 40 años se prestó poca atención a la seguridad de estos grandes museos y, hace dos años, el presidente del Louvre solicitó una auditoría al prefecto de policía. ¿Por qué? Porque los museos deben adaptarse a las nuevas formas de delincuencia», explicó. «Hoy hablamos de crimen organizado: profesionales».

Visitantes recorren la Galería Apolo del Louvre de París el 14 de octubre de 2020. El famoso museo parisino ha sido objetivo de ladrones en numerosas ocasiones a lo largo de su historia. Ludovic Marin/AFP vía Getty Images

El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, afirmó que el crimen proyectaba una imagen «deplorable» de Francia. Desde la oposición, varios dirigentes criticaron al Gobierno por lo que calificaron de humillación nacional en un momento en que el país ya atraviesa una profunda crisis política.

«El Louvre es uno de los museos mejor financiados del mundo. Si lo atacan, todos los museos son vulnerables», afirmó Christopher Marinello, fundador de Art Recovery International, organización especializada en la recuperación de obras robadas.

Francia revisará la protección de los enclaves culturales en todo el país y reforzará la seguridad si es necesario, anunciaron las autoridades el lunes.

¿Supera este robo a los anteriores?

No es, ni mucho menos, el primer robo del célebre museo parisino, objetivo de numerosos asaltos, algunos de los cuales acabaron inspirando películas.

En uno de los golpes más famosos y audaces, la Mona Lisa fue sustraída en 1911 por un exempleado que conocía a fondo la distribución y las medidas de seguridad del edificio.

Este robo fue el primero conocido en el Louvre desde 1998, cuando un cuadro de Camille Corot fue robado y nunca se recuperó

El pintor de casas italiano Vincenzo Peruggia se hizo pasar por trabajador del museo, pasó la noche oculto en un armario y logró llevarse la obra maestra de Leonardo da Vinci sin ser visto. Conservó el cuadro en su piso de París durante dos años hasta que fue detenido al intentar venderlo.

Peruggia solo cumplió siete meses de prisión después de que el tribunal apreciara motivaciones ideológicas —y no económicas— al considerar que la pintura pertenecía legítimamente a Italia.

El robo del domingo fue el primero documentado en el Louvre desde 1998, cuando fue sustraído un cuadro del paisajista y retratista francés Camille Corot que aún no ha sido recuperado.

El mes pasado, unos delincuentes irrumpieron en el Museo de Historia Natural de París y se llevaron muestras de oro valoradas en 700 000 dólares (602 000 euros). También en septiembre robaron un jarrón y dos platos de un museo de Limoges, en el centro del país, con piezas valoradas en 7,6 millones de dólares (6,5 millones de euros).

El mayor robo de arte en la historia de Estados Unidos fue el hurto de 13 obras del Museo Isabella Stewart Gardner de Boston, un caso que sigue sin resolverse 35 años después.

En la madrugada del 18 de marzo de 1990, dos hombres disfrazados de policías entraron en el museo de Boston, redujeron y ataron a los guardias y pasaron 81 minutos robando pinturas, entre ellas obras maestras de Manet, Rembrandt, Vermeer y Degas.

¿Qué pasará con las piezas robadas?

Según diversas estimaciones internacionales, menos del 10 % de las obras de arte robadas llega a recuperarse.

os expertos consideran estas joyas «prácticamente invendibles» en su estado actual, por lo que podrían ser desmontadas y reconstruidas por completo para reducir el riesgo de trazabilidad en el mercado de joyería y metales.

«Lo ideal sería que los autores tomaran conciencia de la gravedad y el alcance de su delito y devolvieran las piezas, ya que las joyas son completamente invendibles», declaró Alexandre Giquello, presidente de la casa de subastas Drouot.

«Es poco probable que estas joyas vuelvan a verse», advirtió Tobias Kormind, director general de 77 Diamonds. «Los equipos profesionales suelen desmontar y volver a tallar piedras grandes y fácilmente reconocibles para eludir los controles, borrando así su procedencia».

Se ha planteado que las criptomonedas podrían haber intervenido en el delito. El detective privado británico John Eastham señaló que los investigadores de crímenes contra el arte observan un giro acusado del blanqueo en efectivo hacia la liquidez basada en criptoactivos cuando los bienes robados son difíciles de colocar abiertamente.

Cuando un robo entraña un valor extraordinario, en particular si se trata de objetos patrimoniales, la cuestión clave no es solo qué se sustrajo, sino cómo se monetizará. No se puede entrar en un banco con millones en billetes o diamantes. Las criptomonedas ofrecen velocidad, anonimato y alcance internacional de un modo que el efectivo ya no permite», indicó Eastham en un comunicado remitido por correo electrónico.

Es muy probable que quien esté detrás del robo del Louvre ya tuviera un plan de salida digital, ya sea fundiendo componentes y vendiéndolos en redes privadas, o utilizando NFT (tokens no fungibles) de alto valor o criptomonedas estables para blanquear los fondos».

El presidente francés, Emmanuel Macron, prometió en X recuperar las joyas y llevar a los autores ante la justicia. Calificó el asalto como «un ataque a un patrimonio que apreciamos porque es nuestra historia».

Reuters y The Associated Press contribuyeron a este artículo.

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Francia con el título «How the Louvre ‘Heist of the Century’ Unfolded»

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