Seis de los trece Institutos Confucio establecidos en Australia han cerrado sus puertas discretamente, lo que indica un agotamiento de la estrategia de influencia desplegada durante unos veinte años por el Partido Comunista Chino (PCCh) en las universidades del país.
Esta tendencia refleja una creciente concienciación en las democracias occidentales ante los intentos de Pekín de difundir la ideología socialista del régimen entre un público joven e influenciable.
Los primeros cierres se produjeron durante la pandemia del Covid-19 y se han acelerado durante el año pasado.
Los Institutos Confucio, financiados por el PCCh son programas culturales instalados en los campus universitarios. Presentados como centros de promoción de la cultura china, son criticados por censurar sus contenidos y promover el «poder blando» de Pekín.
La primera universidad australiana en cerrar su Instituto Confucio fue el Real Instituto de Tecnología de Melbourne (RMIT por sus siglas en inglés), seguida de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW por sus siglas en inglés) en 2022 y la Universidad de Australia Occidental (UWA por sus siglas en inglés) en 2023.
Desde entonces, la Universidad de Adelaida también habría puesto fin a su cooperación con el Instituto Confucio, aunque hasta la fecha no se ha dado ninguna confirmación oficial.
Las universidades de Melbourne y Queensland cerraron sus institutos en 2024, tras la expiración de los contratos.

Desde que el PCCh introdujo los Institutos Confucio en Australia, se han creado trece de ellos en todo el país. Solo siete siguen en funcionamiento.
El PCCh no puede hacer nada al respecto, según un experto
Feng Chongyi, profesor de estudios chinos en la Universidad Tecnológica de Sídney, cree que el objetivo inicial de los Institutos Confucio era reforzar los vínculos entre Australia y el Partido Comunista Chino (PCCh).
«El motivo de su establecimiento era mostrar buena voluntad hacia el Gobierno chino, obtener financiación, atraer a estudiantes chinos y establecer asociaciones en China», declaró a The Epoch Times.
Sin embargo, en su opinión, se produjo un punto de inflexión hacia 2017-2018, cuando Australia, Estados Unidos y otras democracias adoptaron una serie de leyes destinadas a protegerse contra las operaciones de influencia llevadas a cabo en secreto por las potencias extranjeras.
«Desde la entrada en vigor de estas leyes, los Institutos Confucio se han convertido en un obstáculo. Pero muchas universidades no los han cerrado inmediatamente para no ofender a China», explica Feng.
«La estrategia habitual consiste en esperar a que expiren los contratos para no renovarlos, alegando diversos pretextos».
La progresiva clausura de estos institutos en las universidades australianas supone, por tanto, un golpe a las ambiciones de influencia del PCCh.
«Son impotentes. El PCCh no puede hacer nada al respecto. Aunque quieran expresar su ira, no tienen la posibilidad de hacerlo», afirma.

El país debería ir más lejos, según una activista
Si bien algunas universidades están actuando, varios expertos consideran que el gobierno australiano debería ir más lejos.
En febrero de 2023, el gobierno laborista anunció que ya no aprobaría ningún nuevo Instituto Confucio y que examinaría los que ya existen, a raíz de un informe parlamentario sobre la influencia extranjera en las instituciones académicas.
Pero para Lin Bin, activista por la democracia en Hong Kong y doctora en Ciencias Políticas, la respuesta del gobierno es insuficiente.
«Deberían haber actuado antes. La infiltración del PCCh sigue muy presente y la reacción del gobierno es demasiado lenta», declaró a Epoch Times.
«Creo que el Gobierno debería hacer más, especialmente en materia de contraespionaje. Las agencias competentes deben disponer de más recursos humanos, materiales y financieros para contrarrestar la influencia del PCCh».
La Sra. Lin también invita a las universidades a diversificar sus asociaciones para no depender económicamente de los estudiantes chinos.
«No deberían centrarse únicamente en China. Por el contrario, deberían dirigirse a países democráticos que compartan los mismos valores de libertad y democracia, países que se alineen con los principios australianos», afirma.
¿Qué son los Institutos Confucio?
Los Institutos Confucio son «organismos educativos sin ánimo de lucro» financiados por el régimen comunista chino, que operan en el extranjero en colaboración con universidades y centros educativos.
Ofrecen diversos talleres y actividades culturales gratuitos, así como cursos privados, de pago, de chino.
Pekín afirma que su objetivo es promover la lengua y la cultura chinas, pero su forma de operar sugiere un objetivo completamente diferente.
«Los Institutos Confucio utilizan manuales procedentes de China, envían a sus propios profesores y funcionan con un sistema de doble gestión», precisa Feng.
«Los profesores son elegidos y enviados por el Ministerio de Educación chino. En otras palabras, el PCCh implanta directamente su maquinaria de propaganda de frente unido en las universidades asociadas».

En 2017, la directora de cine canadiense Doris Liu estrenó un documental titulado En el nombre de Confucio (In the Name of Confucius), que denuncia los abusos y la verdadera naturaleza de este programa financiado por el PCCh.
La Sra. Lin afirma que estos institutos constituyen una herramienta de infiltración ideológica.
«Su objetivo es difundir la visión política del PCCh, su versión de la historia de China y sus propios valores entre los estudiantes extranjeros, es decir, imponer la narrativa del PCCh», explica.
«Este relato es políticamente sesgado, subjetivo e injusto».
«Los Institutos Confucio perjudican el buen funcionamiento de las universidades occidentales y, a largo plazo, amenazan la libertad académica».
Cindy Li ha contribuido a la redacción de este artículo.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Francia con el título «De «soft power» à «soft exit» : pourquoi cinq universités australiennes se séparent de leurs Instituts Confucius»
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