El Catatumbo podría convertirse en la «Crimea» de Iberoamérica

Por Maibort Petit
30 de agosto de 2025 14:17 Actualizado: 30 de agosto de 2025 14:17

La ejecución de un plan cuidadosamente diseñado, en el que confluirían múltiples protagonistas e intereses ocultos, plantea la posibilidad de que la región del Catatumbo —ubicada en la porosa frontera colombo-venezolana— pueda transformarse en una réplica iberoamericana del modelo aplicado por Rusia en Crimea, Ucrania. El objetivo: controlar un territorio estratégico para los planes de expansión política, militar y de economía ilegal del bloque que encabezan Venezuela, Cuba y sus aliados extrarregionales.

Un documento que recoge los planteamientos del V Congreso de la organización terrorista Ejército de Liberación Nacional (ELN), revelaría el diseño de un esquema estratégico que se nutre, además, de los proyectos discutidos en la XXIII Sesión del Foro de Sao Paulo, realizada en Managua entre el 15 y 19 de julio de 2017.

Plan de contingencia del ELN para la defensa de la revolución bolivariana

La documentación revisada para este reporte evidenciaría un plan de contingencia del ELN, en el que esta organización insurgente considera como un asunto existencial, garantizar el control del poder político en Venezuela. Por ello, sería indispensable la defensa de la revolución bolivariana en caso de que se produzca una agresión armada contra territorio venezolano o de amenaza real a la continuidad del régimen de Nicolás Maduro.

El grupo habría planteado emplear su estructura militar, de inteligencia y espionaje en función de ese objetivo, lo que deja en claro que sus intereses trascienden las fronteras de Colombia para convertirse en un engranaje del proyecto geopolítico cubano en el hemisferio.


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Una de las fases de este plan se relaciona directamente con el anuncio de Nicolás Maduro de crear en la frontera colombo-venezolana una Zona de Paz, Unión y Desarrollo Binacional. Recuérdese que el gobierno de Gustavo Petro y el de Caracas, firmaron un memorando de entendimiento en ese sentido, hecho ocurrido en condiciones de opacidad extrema, conocida sólo porque el documento se filtró a los medios colombianos.

En las conclusiones del V Congreso del ELN se habría esbozado la creación de zonas conjuntas en el territorio fronterizo, que desde hace décadas está dominado por organizaciones criminales que se financian a través del narcotráfico, la extorsión, la extracción ilegal de minerales, oro y la explotación del tráfico humano. Un imperio de la economía ilegal que maneja trillones de dólares anuales y que, desde la llegada al poder del chavismo en 1999, logró instrumentalizar al Estado y las instituciones venezolanas.

El Foro de Sao Paulo y la expansión del modelo revolucionario

En el Foro de Sao Paulo de Managua (2017) se discutió cómo proteger a la izquierda iberoamericana frente al colapso del bloque socialista; cómo consolidar el poder en Venezuela como objetivo prioritario; y cómo articular un frente común antiimperialista en la región.

La intención de fondo se mantiene hasta hoy: expandir el modelo cubano de revolución, quebrar la hegemonía de Estados Unidos en el hemisferio y abrir espacios de influencia a aliados estratégicos como China, Rusia e Irán.


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En este contexto, el ELN habría elaborado un plan para la toma del poder en Colombia en el período 2015-2025. Según los documentos en nuestro poder, esta hoja de ruta se encontraría en su fase final. El plan establece como requisito indispensable que el grupo terrorista se convierta en brazo armado de defensa de la Revolución Bolivariana, planteando escenarios de contrarrevolución que incluyen invasión militar de EE. UU. o golpes de Estado en la región.

Estrategia de desestabilización en Colombia

El proyecto también contemplaría la creación de una crisis de gobernabilidad en Colombia hacia 2025. El objetivo sería abrir las puertas a procesos de transición política, tales como una Asamblea Nacional Constituyente, un Acuerdo Nacional, un pacto de paz o un triunfo electoral de la izquierda en alianza con sectores democráticos.

La dinámica política y social colombiana parece encajar con los escenarios descritos: el asesinato del senador Miguel Uribe Turbay, la división de la oposición, el resurgimiento del terrorismo y el crimen organizado bajo el gobierno de Gustavo Petro, dan cuenta de ello y sugieren que, gran parte de la estrategia delineada en 2015, ya estaría en curso.

El despliegue militar del ELN

Entre las medidas consideradas en el plan de contingencia del ELN, se encontrarían: activación de tres batallones en la frontera, movilización de bases sociales en el Catatumbo, rechazo a una intervención extranjera en Venezuela, integración con la Milicia Nacional Bolivariana, aplicación de entrenamiento recibido de agentes rusos, uso de armas antiaéreas portátiles (IGLAS) y otras acciones estratégicas.

Estos elementos confirman la conversión del ELN en un actor transnacional al servicio del chavismo.


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La Crimea en la frontera colombo-venezolana

Los documentos, ahora respaldados por las declaraciones públicas de Maduro, Diosdado Cabello y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, dividirían la frontera en tres zonas estratégicas:

Zona 1: Estados Zulia y Táchira (Venezuela) – Departamentos La Guajira, Cesar y Norte de Santander (Colombia).
Zona 2: Estado Apure (Venezuela) – Departamento Arauca (Colombia).
Zona 3: Estados Amazonas y Apure (Venezuela) – Departamentos Vichada y Guainía (Colombia).

La delimitación coincide con el mapa de los territorios que, según Venezuela, correspondían a la Capitanía General de Venezuela en 1810, lo que conecta el plan con la narrativa histórica del chavismo y el artículo 10 de la Constitución venezolana.

¿Por qué el Catatumbo se asemeja a Crimea?

Desde el siglo XX, la frontera colombo-venezolana ha sido objeto de patrullaje y vigilancia constante por parte de los ejércitos de ambos países. Sin embargo, con la llegada del chavismo al poder, la zona experimentó una militarización sin precedentes, mientras se consolidaba la presencia de cárteles del narcotráfico y grupos irregulares que asumieron el control del territorio. Este proceso estuvo acompañado por la influencia y asesoría de actores externos como China, Rusia e Irán, lo que permitió a estas estructuras criminales extender su poder hasta incidir de manera profunda en la política, la economía y la vida cotidiana de la población fronteriza.

El chavismo consolidó una red de control social en la zona fronteriza venezolana a través de comunas, consejos comunales y organizaciones ligadas directamente al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), además de colectivos armados, grupos campesinos revolucionarios y pobladores marginados. La pobreza extrema, la falta de oportunidades y la ausencia de un Estado funcional, convierten a amplios sectores en caldo de cultivo para el reclutamiento de estructuras criminales que operan en la región: desde el ELN y las disidencias de las FARC (Frente 10 y Frente 33), Tren de Aragua, Hezbollah, hasta los llamados Helenos, carteles de la droga y otras mafias transnacionales.

Expertos advierten que la creación de la Zona Binacional no es un simple proyecto de cooperación, sino que podría derivar en un mecanismo de coacción o de manipulación política, orientado a que la población termine aceptando su anexión a Venezuela. La alerta cobra mayor relevancia al considerar el artículo 14 de la Constitución venezolana, que abre la puerta a la incorporación de territorios extranjeros bajo la figura de «autodeterminación de los pueblos». El profesor, Fernando Vargas Quemba, sostiene que el régimen de Maduro, junto a sus aliados, busca ampliar beneficios y asistencia a las comunidades del eje fronterizo con Colombia, con el fin de seducir, presionar, obligar o condicionar a los habitantes para que de manera «voluntaria» promuevan la anexión.

A este cuadro se suma un dato contundente. El investigador, José Humberto García, revela que mientras un kilogramo de cocaína puede alcanzar en Nueva York un precio cercano a los 50 000 dólares (unos 43 000 euros), el petróleo venezolano se cotiza a niveles mucho más bajos. Esta disparidad explica por qué, según sus cálculos, hasta el 50 % del presupuesto interno del régimen podría depender del narcotráfico, un hecho que transforma la frontera en un espacio clave para la economía criminal que sostiene al chavismo.

Narcotráfico, contrabando y crimen transnacional

El Catatumbo, con cerca de 50 000 hectáreas de coca, se consolidó desde los años 80 como epicentro del narcotráfico regional. Allí confluyen el ELN, disidencias de las FARC, el Clan del Golfo y otras estructuras criminales.

Por el lado venezolano, la frontera se convirtió en santuario para estos grupos bajo la protección del chavismo. Se suma el contrabando de gasolina venezolana hacia Colombia, coordinado por autoridades fronterizas, y las llamadas zonas económicas especiales de Maduro, que en la práctica funcionarían como fachadas para actividades ilícitas.

García identifica tres ejes de tráfico de drogas que conectan Colombia con Venezuela:

Eje Catatumbo: mueve unas 300 toneladas.
Eje Arauca: moviliza unas 150 toneladas.
Eje Vichada: conecta con Guaviare y rutas hacia África y Europa.

Desde allí, la droga fluye hacia puertos venezolanos como Falcón, Puerto Cabello, Higuerote y Delta Amacuro.

La contranarrativa del régimen y la realidad

El régimen de Maduro niega su implicación en el narcotráfico, la existencia del Cártel de los Soles y del Tren de Aragua  y recurre a informes manipulados de la ONU. Sin embargo, en el terreno sería un «secreto a voces» que el ELN, las FARC, y otros aliados controlan zonas en coordinación con las Fuerzas Armadas venezolanas.

El Catatumbo es hoy un territorio en disputa, no solo por su valor geoestratégico, sino porque concentra las dinámicas del narcotráfico, la insurgencia, la injerencia extranjera y la debilidad estatal.

La «Zona Binacional de Paz, Unión y Desarrollo Integral» promovida por Maduro y Petro, podría convertirse en la institucionalización de un territorio transnacional ilegal ya existente.

Así como Crimea fue para Rusia un ensayo de expansión territorial bajo una narrativa histórica y política, el Catatumbo podría convertirse en la Crimea de Iberoamérica, un enclave controlado por el crimen organizado, legitimado por acuerdos políticos y sostenido por potencias extranjeras que podría llevar a que sean los pobladores los que pidan anexar el territorio a Venezuela, golpeando la soberanía del estado colombiano y ampliando la zona gris en la región.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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