Eric Kaufmann, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Buckingham (Reino Unido), ha publicado el informe «El declive de la identidad transgénero y queer [personas con identidades o sexualidades diversas] entre los jóvenes estadounidenses», un análisis de estudiantes en edad universitaria en Estados Unidos basado en siete bases de datos.
El trabajo, del Centro para las Ciencias Sociales Heterodoxas —que se define como un programa de libre investigación dentro de una «academia progresista»—, concluye que la identificación transgénero entre los estudiantes se ha reducido a la mitad desde su máximo de 2023: del 7 % al 4 %.
Asimismo, la proporción de quienes se identifican como «no binarios» —ni hombre ni mujer— también se ha reducido a la mitad en tres de las cinco fuentes consultadas.
El informe señala, además, un repunte de la identificación heterosexual, aunque aún por debajo de los niveles de 2020, mientras que la proporción de personas que se identifican como gais y lesbianas permanece relativamente estable.
En conjunto, los datos apuntan a que la tendencia a la baja de la identidad transgénero podría prolongarse.
Para 2024-2025, el informe observa que hay menos estudiantes de primer año que se identifican como «trans o queer» que alumnos de último curso, a diferencia de lo registrado en 2022-2023.
Andrew Brown, vicepresidente de Políticas en la Texas Public Policy Foundation, calificó el informe de «fascinante», aunque pidió cautela y reclamó más análisis y datos antes de hablar de una tendencia consolidada.
Brown señaló a The Epoch Times que diversos estudios de distintas instituciones y países sirvieron de base para la ley de Texas de 2023 que prohíbe los procedimientos médicos y el uso de hormonas en menores con disforia de género.
Añadió que el informe de Kaufmann le llamó la atención por comparar la disminución de las identidades transgénero con una moda pasajera y por vincular esa evolución con la salud mental.
«Es una locura que esto haya sido una moda y que mucha gente en Estados Unidos haya comprometido su salud de forma permanente», afirmó. «Algunos dañaron su cuerpo porque se consideraba algo “genial”».
Por su parte, Alan Hopewell, neuropsicólogo con amplia experiencia en Fort Worth que trata a personas con problemas de género desde la década de 1970, sostiene que el fuerte aumento de los casos de disforia de género podría asemejarse a un contagio social.
Hopewell ha declarado en varias ocasiones a The Epoch Times que las personas con disforia de género pueden verse arrastradas por episodios de histeria colectiva en línea y volverse más vulnerables a influencias en redes sociales que refuerzan esas creencias.
Ha comparado el auge de la disforia de género —debatido de forma obsesiva en ciertos espacios digitales— con otros episodios de histeria colectiva, como los juicios de las brujas de Salem, y con un fenómeno más reciente: el trastorno de personalidad múltiple, que repuntó en la década de 1980 tras la popularidad de telefilmes como Sybil, sobre una mujer con dieciséis personalidades.
Según Hopewell, los indicios sugieren que otras poblaciones potencialmente vulnerables al trastorno de identidad de género incluyen a niños con autismo.
«Presentan problemas neurológicos», añadió. «A partir de ahí, pueden ser explotados o reclutados».
El Informe Cass, elaborado en 2024 por la pediatra británica Hilary Cass, concluyó que los jóvenes con disforia de género presentan a menudo «problemas complejos, como trastornos de salud mental, neuroatipicidades y diversas dificultades sociales que pueden contribuir a su malestar».
El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (National Health Service, NHS) suspendió en 2024 el uso de bloqueadores de la pubertad en menores con disforia de género ante la falta de datos concluyentes que demuestren su beneficio.
Tras el Informe Cass, el NHS anunció un enfoque más integral para la disforia de género, con refuerzo del apoyo en salud mental y atención específica a comorbilidades como el autismo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
En Estados Unidos, muchas organizaciones médicas no han seguido el ejemplo británico y mantienen su apoyo a procedimientos médicos y tratamientos hormonales para menores con disforia de género. En enero, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que establece que el Gobierno federal no financiará ni promoverá la llamada transición de menores que se identifican con otro género.
«Esta peligrosa tendencia seguirá siendo una mancha en la historia de nuestra nación y debe terminar», declaró Trump.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Francia con el título «L’identification transgenre recule chez les jeunes Américains, selon un rapport»
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