Juan Marcelo Gullo Omodeo (Argentina, 1963), autor de la trilogía hispánica Madre Patria (2021), Nada por lo que pedir perdón (2022) y Lo que América le debe a España (2023), se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas que moviliza a público de todas las edades.
En esta ocasión, para Epoch Times España, nos habla de su nuevo libro, Lepanto, cuando España salvó a Europa. La entrevista se realizó un día después de coincidir con él en la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona (UB), donde sufrió un intento de boicot por parte de separatistas y comunistas que golpearon y gritaron contra las puertas durante su presentación. Tuvo que forzar la voz y llegó a esta conversación notablemente afónico.
Aun así, quiso continuar. Lo que sigue es un resumen escrito que permite superar las dificultades de sonido perceptibles en el episodio de VOCES AUTORIZADAS | Epoch Times España, disponible íntegro aquí.
Entrevistador: Marcelo, te has convertido en un referente para los hispanos que reniegan la leyenda negra. ¿Pesa esa responsabilidad?
Marcelo Gullo: Claro que pesa. Al principio uno no es consciente, pero cuando ve que tanta gente empieza a seguirlo, entiende la responsabilidad que eso implica.
Entrevistador: Hablemos de tu libro. ¿Occidente tiene un problema con el islam político?
Marcelo Gullo: El principal problema de Occidente es consigo mismo. Toda civilización nace de una fe fundante que establece valores, cultura y un etos común. En Occidente, esa fe fue el cristianismo. Al abandonarlo, se desmoronan los cimientos: desaparece la idea de trascendencia y, con ella, el deseo de proyectarse al futuro, de tener hijos. Así surgen sociedades con «pirámides funerarias», donde mueren más de los que nacen.
Esa debilidad demográfica atrae a un proletariado exterior joven, mayoritariamente islámico, cuya cosmovisión es antagónica con la de la sociedad receptora. Si mantienen su vitalidad demográfica, es lógico que acaben siendo mayoría o casi mayoría e intenten imponer su visión del mundo. No es ideología, es lógica histórica.
Occidente ha provocado su propio problema. Al renunciar a su fe fundante y dejar de reproducirse, ha abierto la puerta a un reemplazo demográfico que ahora lo sorprende. En ciudades como Sevilla, Granada o Córdoba muchos recién llegados dicen a sus hijos: «Estas ciudades fueron nuestras y volverán a serlo». Cuando sean mayoría, actuarán en consecuencia.
Entrevistador: Ayer lo viviste en Barcelona. ¿Qué les pasa a algunos españoles con ser españoles?
Marcelo Gullo: Lo que les pasa forma parte de la enfermedad general de Occidente. Al abandonar su fe fundante, surge la endofobia: el odio a las propias raíces, lengua, religión o costumbres. España sufre esta enfermedad con especial intensidad.
Una parte del país —clase política, ciertos intelectuales, periodistas y universitarios— ha asumido como propia la historia de España escrita por sus enemigos: la Leyenda Negra. Ayer, en Barcelona, ese virus se manifestó en jóvenes que intentaron impedir que presentara mi libro Lepanto, cuando España salvó Europa. No odiaban el libro; odiaban que reivindicara la verdadera historia de España.
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No me intimidan. Enfrenté a la dictadura militar argentina de joven; no voy a temer a estos imberbes. Pero tampoco los culpo: han sido inoculados por una izquierda apátrida que renunció a cualquier idea de patria.
Si ese virus no se detiene, una nación que enferma a su juventud termina muriendo.
Escribí Madre Patria, Nada por lo que pedir perdón y Lo que América le debe a España para combatir ese mal. El antídoto es claro: restablecer la verdad histórica. Para los negros legendarios, España siempre hizo todo mal, incluso cuando salvó a Europa en Lepanto.
Entrevistador: España fue fundamental en el surgimiento de Estados Unidos. ¿Debe difundirse más esa verdad allí?
Marcelo Gullo: Las trece colonias le pagaron muy mal a España la ayuda recibida. Le clavaron una puñalada. Primero se expandieron sobre territorio hispano —tierras de España y luego de México—. Después, las tropas norteamericanas ocuparon ilegalmente Ciudad de México y arrebataron 2 700 000 kilómetros cuadrados a la hispanidad: California, Texas, Nevada, Colorado. Especialmente California, que convirtió a Estados Unidos en una potencia.
Luego inventaron la guerra de Cuba. Acusaron falsamente a España de hundir el Maine y, con esa mentira, se apropiaron de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que no eran colonias, sino provincias españolas.
La verdad es que los estadounidenses no saben a quién deben su independencia. La ayuda francesa fue insignificante. La verdadera ayuda fue española. Sin España y sin el heroísmo de Bernardo de Gálvez, jamás habrían derrotado a Gran Bretaña. Y respondieron con una puñalada por la espalda.
Entrevistador: ¿Tenemos solución los hispanos, Gullo?
Marcelo Gullo: No solo tenemos solución, sino que somos el futuro de la humanidad. Podemos levantar un sistema más armónico, donde el yo y él nosotros, lo material y lo espiritual convivan en equilibrio y donde la familia y el bien común vuelvan a tener valor.
La hispanidad es el futuro para españoles e hispanoamericanos. Pero no seremos nada hasta que los españoles entiendan que los hispanoamericanos son ellos en América, y los hispanoamericanos que los peninsulares son ellos en Europa. Solo derrotando la leyenda negra podremos volver a ser lo que fuimos.
Somos un solo pueblo en esencia. Igual que una mesa puede ser negra o blanca, pero sigue siendo mesa por su sustancia, hay hispanos negros, blancos, mestizos o amarillos, pero todos compartimos la misma raíz. Cuando España entienda que ningún hispanoamericano es extranjero en tierra de Isabel y Fernando, se abrirán las puertas de nuestra grandeza. Mientras la leyenda negra nos haga creer distintos, seguirán cerradas.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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