OPINIÓN

MONDIACULT: La agenda globalista y la desconexión política con los ciudadanos

septiembre 29, 2025 17:29, Last Updated: septiembre 29, 2025 19:10
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Del 29 de septiembre al 1 de octubre se celebrará en la ciudad de Barcelona el evento MONDIACULT (UNESCO), encuentro cultural mundial organizado por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). El congreso, dedicado a las Políticas Culturales y el Desarrollo Sostenible, ha sido acogido por el Gobierno de España bajo el lema: «Liberar el poder de la cultura para lograr el desarrollo sostenible».

La cita cuenta con la presencia del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y de sus homólogos de diferentes países. Entre sus líneas de acción figura el apartado titulado Fortalecimiento de las capacidades de los Estados Miembros para promover y evaluar la contribución de la cultura a la aplicación de la Agenda 2030. Resulta evidente, por tanto, cuál es la orientación ideológica del evento.

La UNESCO sostiene que los niños aprenden mejor cuando reciben la enseñanza en su lengua materna durante los primeros años de escolaridad, lo que mejora la comprensión, reduce la deserción escolar y facilita el aprendizaje de segundas lenguas. Asimismo, defiende que cada idioma constituye un patrimonio cultural único que debe ser preservado, y recuerda que la lengua materna es clave para la transmisión de valores, tradiciones y saberes comunitarios. En su visión, fortalece la identidad individual y colectiva, y fomenta la participación en la vida social y cultural.

Sin embargo, ni el ministro de Cultura ni los representantes del Gobierno español van a mencionar que en Cataluña —y en otros territorios de España— se está produciendo un fenómeno educativo inédito en el resto del mundo: la marginación sistemática de la lengua española en el ámbito escolar. Esto demuestra, una vez más, que en muchas ocasiones el poder político y la ciudadanía avanzan en direcciones completamente opuestas.


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Fruto de este antagonismo, un grupo de ciudadanos de la sociedad civil, pertenecientes a distintas entidades cívicas catalanas, organizó una manifestación para denunciar la falta de respeto cultural, y jurídica que se vive en Cataluña, donde se prioriza en la enseñanza una sola lengua oficial, relegando al español a un segundo plano. La concentración llevó por título «Discriminación a los hispanohablantes» y congregó a un pequeño pero firme grupo de manifestantes que distribuyeron folletos en inglés entre los asistentes al evento. Todos vestían camisetas con la inscripción: «Stop discrimination against Spanish speakers».

Durante la protesta pacífica se leyó un manifiesto en inglés y en español, lo que provocó la incomodidad de una persona que, al parecer, formaba parte del equipo del ministro Urtasun o del alcalde de Barcelona. Dicha persona prácticamente exigió a la policía que desalojara a los manifestantes, cuyo único objetivo era contar al mundo la realidad cultural y lingüística que se vive hoy en Cataluña y en otras regiones de España.

Un grupo de ciudadanos de distintas entidades cívicas catalanas, organizó una concentración informativa para denunciar la falta de respeto cultural, y jurídica que se vive en Cataluña, donde se prioriza en la enseñanza una sola lengua oficial. Foto: The Epoch Times España

Como expliqué en mi artículo El ocaso de las lenguas regionales de España, las lenguas regionales se han transformado en un elemento identitario más que cultural, lo cual contradice los principios que la propia ONU y la UE defienden para los ciudadanos de los Estados que las integran.

La posición de las Naciones Unidas sobre la lengua materna

La Asamblea General de la ONU, a través de la UNESCO, declaró el 21 de febrero como Día Internacional de la Lengua Materna

Afirma que la enseñanza en lengua materna:

– Mejora el aprendizaje en la infancia.

– Reduce la desigualdad educativa.

– Protege la diversidad cultural y lingüística, considerada parte del patrimonio de la humanidad.

– En documentos vinculados a la Agenda 2030, la ONU relaciona la promoción de la lengua materna con el ODS 4 (Educación de calidad) y el ODS 10 (Reducción de las desigualdades).

– Insiste en que las lenguas maternas son un vehículo esencial para preservar tradiciones, memorias colectivas y cosmovisiones.

La visión de la Unión Europea sobre las lenguas maternas

– La UE defiende la diversidad lingüística como un valor esencial de Europa.

– En la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias del Consejo de Europa se anima a los gobiernos a garantizar el uso de las lenguas maternas en educación, vida cultural y administración pública y establece en uno de sus puntos:

«La prohibición de toda forma de distinción, exclusión, restricción o preferencia injustificada relativa al uso de una lengua regional o minoritaria y que tenga por objeto desalentar o poner en peligro su mantenimiento o desarrollo».

– La Comisión Europea impulsa el multilingüismo (política de multilingüismo y multilingüismo como competencia clave):

· Favorecer que cada ciudadano europeo aprenda y use al menos dos lenguas además de la materna.

· Promover que la enseñanza comience desde la lengua materna, para después dar paso a otras.

En sus políticas educativas (Erasmus+, programas de integración escolar, etc.), la UE insiste en que la lengua materna es la base de la identidad y la herramienta más eficaz para aprender otras lenguas.

Vista esta línea de pensamiento, ni siquiera el Gobierno, en conjunto con los gobiernos regionales donde conviven dos lenguas, es capaz de cumplir con los principios que establecen sus colegas globalistas en la Agenda 2030. Tampoco cumplen con la propia Constitución española ni con las sentencias que se han dictado en materia lingüística. Y lo más grave: ni siquiera respetan los principios que en ese mismo sentido establece la Unión Europea. Todo ello refleja un auténtico desorden institucional, donde cada administración actúa según intereses ideológicos antes que conforme a la legalidad.


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Esta falta de coherencia normativa no es un simple debate jurídico: tiene consecuencias palpables en la vida diaria. Todo esto nos lleva a que en las regiones españolas donde conviven dos lenguas no se respeten estos preceptos, y se utilice la lengua local como un instrumento de adoctrinamiento identitario. Ello genera escenas como la que se hizo viral hace unos días en las redes sociales: un separatista catalán maltratando en el metro, delante de todos, a una anciana que se sentaba a su lado. El agresor intentaba demostrar una supuesta superioridad y humillarla sin motivo alguno, mientras ella simplemente viajaba como cualquier otro transeúnte. Ese vídeo es la prueba viviente del daño antropológico que la educación identitaria en España está generando en los ciudadanos, hasta el punto de crear lo que yo denomino «disforia geográfica»: personas españolas que se identifican con una nacionalidad que no existe, ni ha existido, ni existirá.

Contrario a lo que puedan opinar el Gobierno regional de Cataluña y el de España, la ciudadanía está en otra sintonía que nada tiene que ver con la melodía machacona que ellos imponen cada día, como si de una radiofórmula se tratara, cansina y repetitiva, destinada a moldear conciencias más que a reflejar la realidad. Cada vez más ciudadanos deciden cambiar de emisora y esa emisora es la libertad de elección en la enseñanza.

El lema de MONDIACULT habla de «liberar el poder de la cultura para el desarrollo sostenible». Pero ¿qué cultura puede liberarse si se encierra la lengua materna de millones de ciudadanos en un cajón de prohibiciones y marginación? A los asistentes al congreso se les presenta una imagen idealizada de España como supuesto referente cultural de la agenda globalista, mientras se les oculta la realidad de Cataluña y de otras regiones donde se margina la lengua española y se utiliza la diversidad como un arma política identitaria. Y lo más grave es que, al mismo tiempo, quienes se presentan como paladines del multilateralismo incumplen también sus propios «grandes pactos» del globalismo.

La verdadera sostenibilidad cultural no nace de la imposición de identidades inventadas, sino del respeto a lo que el ser humano trae de cuna: su lengua, su voz, su manera de nombrar el mundo. Mientras la política se empeñe en convertir la diversidad en un instrumento de adoctrinamiento identitario, será la ciudadanía la que busque su propio camino. Ese camino ya se vislumbra, y no transita por la uniformidad ideológica, sino por la libertad de elección en la enseñanza y el reconocimiento pleno de la lengua española como parte fundamental de la identidad de los catalanes, vascos y gallegos.

El manifiesto leído en Barcelona, y que se hizo llegar al comité organizador —un manifiesto del que nunca se hablará— recoge precisamente este espíritu: defender que el español, lengua materna de la mayoría en Cataluña y lengua común de casi 600 millones de hispanohablantes, recupere el lugar que la ONU y la UE reconocen como fundamental en la educación y en la vida cultural de los pueblos. Ese silencio institucional retrata mejor que nada la distancia entre los discursos de salón y la realidad que viven millones de ciudadanos.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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