Nuevo objetivo climático de la UE para 2040: una energía más cara, más gastos y un horizonte incierto

Por Reinhard Werner
8 de noviembre de 2025 14:16 Actualizado: 8 de noviembre de 2025 16:39

Poco antes de la Conferencia de la ONU sobre el Clima en Brasil, la Unión Europea endureció drásticamente sus metas climáticas. Para 2040, las emisiones deberán reducirse un 90 % con respecto a 1990. Este ambicioso objetivo podría salir caro a la industria europea, al empleo y a los consumidores, especialmente teniendo en cuenta que otras potencias económicas avanzan con mucha menos ambición.

El 10 de noviembre arrancará en Belém (Brasil) la COP30, la 30.ª Conferencia Mundial del Clima de las Naciones Unidas. La UE quería dar ejemplo antes de su inicio, y por ello los ministros de Medio Ambiente acordaron, tras largas reuniones nocturnas, un nuevo objetivo climático, legalmente vinculante y con medidas obligatorias para todos los Estados miembros. Este nuevo objetivo complementará los ya definidos para 2030 («Fit for 55») y 2050 (la meta de «cero emisiones netas»). La ONU había pedido previamente que se fijara una «contribución climática nacional» (NDC) para 2035.

Un «mercado» creado políticamente fijará el precio de los derechos de emisión

El nuevo objetivo prevé que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan un 90 % respecto a 1990. Ya hoy, las metas climáticas de la UE suponen una carga considerable para la industria y para los consumidores. Afectan especialmente a sectores como la energía, la industria pesada, el transporte marítimo y la aviación, que deben adquirir certificados para obtener el «derecho» a emitir CO₂ en el marco de su actividad empresarial.

A partir de 2028 entrará en vigor el llamado segundo sistema de comercio de emisiones (ETS2), que también vinculará las emisiones de los edificios, el transporte por carretera y la industria manufacturera a derechos de emisión.

Los afectados se enfrentarán a una disyuntiva: comprar certificados en este «mercado» político —cuyo precio no ha dejado de subir y que, desde 2028, dependerá de la oferta y la demanda— o bien invertir en la descarbonización de sus procesos, mediante el uso de hidrógeno, la electrificación o tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCS). Estas inversiones pueden alcanzar cifras multimillonarias.

Varios Estados miembros se opusieron

Los costes adicionales se trasladarán a los consumidores, lo que provocará nuevas subidas de los precios de la energía y del coste de la vida. A ello se suman los nuevos estándares de eficiencia para edificios, sistemas de calefacción o vehículos, que suponen una carga extra para los hogares, sobre todo para la clase media. Los gobiernos nacionales han anunciado ayudas o compensaciones —el llamado «dinero climático»— para mitigar el impacto, pero su aplicación práctica aún no se ha concretado.

Al menos, países como Polonia o Eslovaquia han conseguido retrasar un año la entrada en vigor del segundo sistema de comercio de emisiones (ETS2). Sin embargo, los Estados miembros solo lograron acordar u para el objetivo de reducción de 2035: entre el 66,25 % y el 72,5 %. El Reino Unido, por su parte, ha fijado un 81 %.

Mientras tanto, los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero muestran un compromiso mucho menor. China ha prometido reducir sus emisiones «entre un 7 y un 10 % respecto al nivel máximo», aunque Pekín no ha precisado cuándo se alcanzará ese máximo ni cómo se medirá. Estados Unidos, el segundo mayor emisor, nunca ratificó el Acuerdo de París de 2015, y el presidente Donald Trump lo ha vuelto a denunciar al comienzo de su segundo mandato.

España celebra el acuerdo

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, celebró el acuerdo de la UE para llevar a la COP30 un compromiso de reducción de emisiones de CO2 del 90 % para 2040.

«Es «una demostración de que esta agenda verde está más viva que nunca», dijo Aagesen, según la agencia EFE.

«Alcanzar ese acuerdo unido, unánime de la Unión Europea» respecto a la Ley del Clima y «respecto a nuestra contribución determinada a nivel nacional» es «un gran éxito», añadió la ministra, aunque reconoció que «la negociación ha sido muy complicada».

Aagesen señaló que en España el pico de emisiones se alcanzó en 2008 y la evolución ha sido a la baja. Las emisiones «descienden sustancialmente» y, comparando 2021 y 2024, las emisiones bajan un 6,6 %.

Alemania quería objetivos aún más estrictos

A partir de 2031, el 5 % de los derechos de emisión podrá compensarse mediante certificados climáticos procedentes del extranjero, que suelen ser más baratos y, por tanto, menos gravosos para las empresas. Polonia solicitó elevar ese porcentaje al 10 %, mientras que Alemania y la Comisión Europea preferían endurecer el límite a un máximo del 3 % a partir de 2036.

La UE confía en evitar un éxodo generalizado de su propia industria mediante diversos mecanismos, como la posibilidad de ajustar los precios de los certificados aumentando la oferta o la aplicación del mecanismo de ajuste en frontera por carbono, que pretende imponer a ciertos productos importados el mismo precio del carbono que rige dentro del sistema europeo de comercio de emisiones.

Sin embargo, esto no altera que fuera de Europa apenas existen normas comparables, y numerosos observadores internacionales advierten de que el exceso de rigor europeo podría tener un efecto, en que en última instancia, la producción se traslade al extranjero y, en consecuencia, las emisiones globales aumenten.

«1.La energía cara erosiona la base industrial y destruye empleos bien remunerados. 2. Los mismos productos se fabrican en Asia con muchas más emisiones. 3. Luego se envían a Europa, generando aún más emisiones. ¿Alguien puede explicar la lógica de esto?», escribió el analista Michael A. Arouet en X.

Von der Leyen califica el nuevo objetivo de «hito»

El Parlamento Europeo aún no se ha pronunciado sobre la propuesta de la Comisión para el objetivo climático de 2040. Para que entre en vigor deberá seguirse el procedimiento habitual de negociación, que todavía no tiene calendario definido.

Aun así, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habló de «buenas noticias» a su llegada a Belém. En la red Bluesky, ella declaró que el objetivo climático para 2035 constituye «un hito» en el camino hacia la neutralidad climática, prevista en Europa para 2050.

Artículo publicado primero en The Epoch Times Alemania con el título «Neues EU-Klimaziel 2040: Teurer Strom, höhere Kosten, ungewisse Zukunft»

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