OPINIÓN
¡Cuánto revuelo de repente! Ahora la sociedad española parece entender la magnitud del problema de la inmigración ilegal, o al menos gran parte de ella. Es grato. Pero en estos últimos días se ha ido un poco más allá y el debate se cerca sobre las actividades de una ONG concreta, Open Arms.
La ONG fundada por el mal denominado filántropo, Oscar Camps, vuelve a estar de actualidad. Aunque no lo está porque haya participado en extrañas operaciones, que sería lo lógico y lo deseable, sino que lo está porque VOX ha reaccionado políticamente ante la reaparición del buque Open Arms en las Islas Canarias. Entiendan lo que les digo. ¿Es positivo que Santiago Abascal señale a una organización envuelta en múltiples escándalos? Sí, de eso no hay duda. Lo que inquieta a un servidor es que la ONG no esté de actualidad nunca por sus operaciones irregulares en el Mediterráneo Central y siempre lo esté en mitad de un escenario dominado por la reacción política y no por la reacción judicial.
Lo deseoso sería que cada vez que la ONG acudiese al Mediterráneo Central a desarrollar operaciones de dudosa legalidad, Open Arms fuese noticia. Sin embargo, la noticia actual es que VOX ha señalado a una organización humanitaria y eso es lo terrible para el mainstream, una ONG que sí que tiene mucho de organización, pero no precisamente humanitaria. Y eso es lo que nos ocupa esta semana.
Lea también: Aulas en crisis: La batalla por salvar la enseñanza religiosa
Los que me conocéis, sabéis que me gusta opinar en equilibrio con los hechos. Es decir, prefiero que el hecho en sí mismo cuente sobre todo con vuestra opinión, no con la mía. Llevo una década observando las operaciones de Open Arms y de todas las ONG que desarrollan operativos en el Mediterráneo, y podría poneros encima de la mesa numerosas irregularidades, pero vayamos con operaciones concretas.
Como diría mi admirado César Vidal, corría el año 2022, un miércoles 17 de agosto, cuando la ONG liderada por Oscar Camps señalaba públicamente a través de sus redes sociales que había llevado a cabo una «operación de rescate». Según el relato del conglomerado filantrópico, tras horas de búsqueda, localizaron a 101 inmigrantes ilegales que habrían partido desde las costas de Túnez y se encontraban, según su versión, «a la deriva» en una embarcación equipada con dos motores fueraborda Yamaha de 75 CV cada uno, valorados en más de 20 000 euros. Sin embargo, este supuesto rescate, que más bien parece una recogida coordinada, se llevó a cabo a tan solo 35 millas náuticas de las costas tunecinas, apenas en el límite de las aguas internacionales. Este detalle sugería un posible acercamiento pactado, para evitar operar en aguas jurisdiccionales fuera de la competencia de la ONG liderada por Oscar Camps.
Lea también: El monte arde, el campo grita: las políticas verdes están incendiando España
La embarcación en cuestión, ocupada por más de 100 inmigrantes ilegales, mantenía condiciones de flotabilidad adecuadas, no estaba sobrecargada y, según se informó, los motores estaban operativos minutos antes de la intervención de Open Arms. Algo así, en el Mediterráneo Central, en Túnez, en Cádiz o en Huelva, no puede considerarse un rescate, sino una simple recogida. Este hecho se ve reforzado por la existencia previa de ofertas en grupos de Facebook controlados por mafias de inmigración ilegal, que promocionan viajes en embarcaciones similares con idéntica motorización. Como se suele decir: blanco y en botella.
La cuestión central va más allá de que esta ONG pueda estar generando un evidente efecto llamada para las mafias libias y tunecinas, o incluso del potencial aumento de fallecidos derivado de este incentivo. Lo que aquí se plantea es que, según el Derecho Marítimo Internacional, el señor Oscar Camps podría estar incurriendo en varios delitos, algunos de los cuales ya han sido objeto de investigación. El Derecho Marítimo Internacional obliga a cualquier buque, público o privado, a rescatar a personas cuya vida esté en peligro en el mar y a trasladarlas al puerto seguro más cercano, independientemente de su situación legal o las circunstancias que las hayan llevado a esa situación. En esto todos coincidimos. Sin embargo, la tripulación de Open Arms, tras recoger a estos 101 inmigrantes, no los trasladó a ningún puerto tunecino, sino que los trasladó a puertos europeos.
Por otro lado, el hecho de que se trate de inmigrantes ilegales embarcados deliberadamente en lanchas neumáticas con el propósito de convertirse, a pocas millas de distancia, en náufragos ficticios, no exime a los buques de la obligación legal de salvamento. No obstante, la fiscalía no debería pasar por alto que este escenario podría constituir un fraude de ley, según lo estipulado en el artículo 6.4 del Código Civil. En otras palabras, no se puede ignorar la posibilidad de que se esté creando deliberadamente una situación amparada en la ley de salvamento marítimo para eludir la normativa que realmente corresponde: la de inmigración. Esto podría derivar en la consecución de un resultado prohibido por el Derecho Público, tipificado como delito de favorecimiento de la inmigración ilegal y tráfico de personas en el artículo 318 bis del Código Penal, mediante la creación de náufragos impostados.
Lea también: Del césped a Pekín: la sombra china tras el patrocinio congoleño al FC Barcelona
Asimismo, la fiscalía no puede obviar que la ONG de Oscar Camps opera deliberadamente en una zona de alta actividad de redes criminales dedicadas al tráfico de personas, como así evidenció el año pasado la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado (GITOC) en uno de sus informes. De este modo, Open Arms se convierte en el último eslabón de una cadena delictiva, sirviendo, como ya se ha señalado, a los intereses de las mafias que operan en las costas de Libia y Túnez.
Todas estas circunstancias fueron comunicadas por un servidor a la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (FRONTEX). Tuve constancia de que existió una línea de investigación abierta al respecto. Aunque no confío en que se produzcan nuevas imputaciones contra la ONG de Oscar Camps, sí mantengo la esperanza de que, tarde o temprano, las responsabilidades afloren por su propio peso. La sensación de impunidad lleva a cometer errores y ellos no estarán exentos de caer en ellos. Por mi parte, seguiré denunciando incansablemente las irregularidades de esta ONG. Porque Open Arms sirve a los traficantes de personas en el Mediterráneo y existen múltiples casos prácticos que así lo ponen de manifiesto. Aquí han tenido un ejemplo.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en España y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.