La angustia, el miedo o el desconocimiento que invade a algunas mujeres cuando se enteran de que están embarazadas las lleva a plantearse el aborto como solución. El refugio provida Derecho a Vivir brinda a estas mujeres un espacio donde, desde el respeto y la empatía, se abren posibilidades reales de traer a sus hijos al mundo.
Ana Ruiz es trabajadora social y desde hace dos años es directora del centro provida ubicado en Madrid. Ella abortó hace 22 años. La experiencia le dejó una fuerte carga emocional, y su trabajo con las mujeres que acuden al refugio no solo le brinda muchos momentos de alegría y satisfacción, sino que también le ayuda a superar su propio dolor.
Antes de que el refugio se abriera, los voluntarios que ahora trabajan en él ya hacían la labor de acudir a las inmediaciones de la clínica Dator, donde se realizan abortos de alto y bajo riesgo a través de métodos quirúrgicos o farmacológicos. Allí intentaban dar información y apoyo a las mujeres que tenían pensado abortar, y ofrecerles una opción diferente.
«Como por las leyes que nos ponen no podemos dar información o [brindar] ayuda a las mujeres embarazadas, surgió la idea de que tuviéramos un sitio donde estuvieran también los rescatadores, [los voluntarios]», explicó Ruiz. De esta manera decidieron abrir el refugio en la calle Hermano Gárate Tetuán, en frente de la clínica abortiva donde habían estado realizando su labor a pie de calle.
Muchas de las mujeres que acuden a la clínica de abortos justifican su decisión con argumentos como que no les viene bien porque son muy jóvenes, que ya tienen más hijos, que se van de viaje, tienen una cirugía, etc. Motivos que, según Ruiz, son demasiado superficiales para decidir acabar con la vida de su hijo nonato.
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Y si bien algunas se niegan a establecer ningún tipo de diálogo o conversación, también están las que sienten que han encontrado a la persona indicada para abrirse, hablar del tema y aceptar ayuda. Porque, en realidad, muchas de ellas buscan aclarar las dudas y los miedos que sienten durante su embarazo.
«Te dicen que estaban esperando a que alguien las ayudara. Dicen que somos como ángeles que les ayudamos, y que realmente es lo que necesitaban: que alguien hablara con ellas y les diera otra alternativa», cuenta Ruiz.
Las mujeres que se acercan al refugio buscando ayuda son acogidas y les preguntan si quieren hacerse una ecografía de su bebé. Según Ruiz, una vez que la realizan provoca un efecto muy positivo en ellas.
«Y entonces es bastante fácil, porque después de ver al bebé y de oír su corazón, ya les cambia totalmente la mirada, y la mayoría, casi diría el 90 %, deciden ir a tener a su hijo y pedir ayuda si la necesitan. Cambian de idea, no es tan difícil».

El mayor milagro sucede cuando una mujer cambia de opinión y decide tener a su hijo. Así lo viven Ruiz y los voluntarios, que se sienten muy afortunados de poder acompañar a esas mujeres en ese momento, y ver tiempo después lo felices que son con sus bebés.
El individualismo de la sociedad actual fomenta el aborto
La directora del centro opina que hoy en día la mayoría de mujeres están expuestas a un lavado de cerebro debido al enfoque ideológico que se da al aborto. «Están totalmente equivocadas, pensando que el aborto es totalmente inocuo, que no pasa nada, y que no hay consecuencias».
«No es su cuerpo, es el de otra persona que tiene su corazón, su ADN, su sangre, así que están equivocadas, están engañadas. Luego [viene] el remordimiento de haberlo hecho, de haber matado a su hijo. Antes o después lo van a tener», aseguró Ruiz.
La directora del centro explica que el colectivo feminista normalmente se excusa en la idea de la violación para justificar el aborto, sin embargo asegura que en los años de trabajo en el refugio no se han encontrado ningún caso de una mujer que hubiera quedado embarazada producto de una violación. Cree que son muy pocas las mujeres que abortan porque hayan sido violadas.
Como experiencia personal, Ruiz contó que conoció a una mujer víctima de una violación que decidió tener a su hijo. Para cualquier mujer es difícil entender y aceptar el daño que causa esta agresión. Pero para la directora del refugio, el dolor que implica una violación no se alivia con un aborto, al contrario, considera que el aborto es una doble agresión porque además de terminar con la vida del bebé, deja secuelas físicas, emocionales y psicológicas en la madre.
«El hijo ya tiene 20 años. He visto que del mal Dios saca el bien, y si mandó esa vida, será para algo», explicó la directora del refugio Derecho a Vivir, que se considera afortunada de conocer el caso de una mujer que, tras el sufrimiento de una violación, apostó por la vida, y ahora es muy feliz con su hijo.
Desde el 2010, el aborto por voluntad propia está despenalizado en España hasta las 14 semanas de embarazo y sin justificar el motivo, por lo tanto, la mayoría de los abortos son a petición —más del 90 %— y no se especifica si hay o no una violación como causa.
Los datos por motivo de violación solo se recopilan tras cumplirse las 14 semanas de embarazo y son muy bajos, menos del 1 % del total, según el registro Estatal de Interrupciones Voluntarias al Embarazo (IVE) del Ministerio de Sanidad.
La labor que realizan en el centro provida no pasa desapercibida a los ojos de las personas que circulan por sus cercanías. Según Ruiz, algunas personas recriminan la labor que hacen y evitan aceptar información; niegan la idea de que tener un bebé es un acto de amor y valentía.
Otros se sienten intrigados y no pueden ignorar el color rojo del edificio donde se encuentra el refugio y las frases que saltan a la vista en su fachada. Las pantallas LED que dan a la calle transmitiendo mensajes provida despiertan en la gente dudas e inquietudes, por lo que muchos se acercan al refugio para hablar con alguien del personal.
La gratitud invade el refugio Derecho a Vivir. Varias de las madres que recibieron en su momento la ayuda de Ruiz y los voluntarios han vuelto al centro provida con una petición especial que refleja el cariño y la dedicación con la que fueron atendidas.
«Ahora soy madrina de un bebé y al parecer tengo otras dos mamás que quieren que sea la madrina. Porque me dan las gracias a mí, gracias al refugio. [Y me piden que sea la madrina de sus hijos] en agradecimiento y como muestra de estima», aseguró Ruiz.
Para la directora del centro provida, en todo momento hay que ser muy cuidadoso, delicado y respetuoso hacia la mujer que tiene dudas y no sabe cómo llevar su embarazo. Más allá del motivo que puedan tener las mujeres para abortar, el trabajo de Ana es ayudar a que entiendan que esa vida que están gestando es muy importante y que, por lo menos, deberían dar al bebé en adopción.
«Cada uno tiene sus razones y cree que son la verdad. Hay que respetarlo, y hacerlo con mucho cariño.[Hay que] intentar hacerlas ver que están equivocadas, que la vida de su hijo tiene un valor incalculable y ayudarlas para que lo vean y para que tengan un embarazo a término bueno», señala Ruiz.
Valorar la vida, un propósito que requiere una entrega constante
En la sociedad en la que vivimos actualmente —hedonista, vertiginosa e incluso egoísta—, tener un hijo representa un paso de vuelta a nuestra naturaleza humana y bondadosa. Hay ocasiones en las que dar ese paso requiere valor y una fuerte convicción moral.
A los ojos de Ruiz, la sociedad se ha vuelto demasiado individualista, lo que ha provocado que las mujeres no quieran renunciar a su tiempo y sus placeres —que son solo para ellas mismas— y renuncien así a quedarse embarazadas y cuidar de su bebé.
«Lo mejor que puedes hacer es dar la vida por los demás, amar a los demás. Yo creo que [el aborto] es parte de un plan de destrucción de la familia. Yo lo veo así. [no quieren] que seamos felices, que tengamos hijos y que tengamos una vida bonita», afirmó Ruiz.
«Yo no entiendo cómo pueden fomentar el individualismo y todo lo que se está promoviendo ahora mismo. Es bastante triste ver a la gente luego sola, triste, mendigando cariño a los demás porque no han conseguido construir nada firme», agregó la directora del refugio provida.
La semana pasada, durante la presentación de un estudio sobre las barreras al aborto en España, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, dijo que su departamento está estudiando la idea de implementar una normativa que busca prohibir los centros provida delante de clínicas que realizan abortos.
Desde el refugio Derecho a vivir están conmocionados y en alerta tras las declaraciones de Redondo. «De momento somos el único centro provida delante de un abortorio, así que creemos que la ley la van a hacer por nosotros», afirmó Ruiz.
«No sé por qué le molestamos tanto, [que seamos una] alternativa. Así que estamos pendientes también de a ver qué pasa. No creo que pase nada, porque sería un ataque a la libertad, ¿no?» añadió.
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El trabajo en el refugio no acaba cuando una mujer decide no abortar. Muchas de éstas madres quieren colaborar como voluntarias con el corazón de ofrecer a otras mujeres la misma oportunidad que ellas tuvieron.
Ruiz y el personal del refugio están trabajando para ofrecer cursos y capacitaciones para que estás mujeres tengan acceso a mejores condiciones de vida además de asesorarlas en su maternidad.

La directora del centro provida cuenta que han ampliado y remodelado El refugio, haciendo que sea más acogedor para las madres que lo visitan.
El refugio Derecho a vivir trabaja con todas las asociaciones y organizaciones que brindan atención a las mujeres y quieren encontrar una opción al aborto, tanto dentro de Madrid como por fuera. Algunos casos los atienden en el refugio y algunos otros los derivan.
Asociaciones como Adevida, Fundación vida, Fundación Más Vida, AESVIDA, Centro Jurídico Tomás Moro, Asociación Hogar de María, entre otras, están entre las organizaciones que cuentan con un convenio con el refugio provida Derecho a Vivir.
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