El prolífico escritor César Alcalá (Barcelona, 1965), autor de títulos como «El bandolerismo en España», «Las checas del terror: la desmemoria histórica al descubierto», «Animalismo: animales y personas que comparten derechos», «Perfiles psiquiátricos de niños asesinos», y así hasta 80 obras publicadas, nos habla de su libro «El milagro de Empel y su tiempo» con motivo del 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Nos concede una entrevista para The Epoch Times, donde hablamos en profundidad sobre este importante hecho histórico, recordado casi exclusivamente por castrenses, historiadores y aficionados a la historia. Un acontecimiento que marcó de forma significativa el devenir de España y que nos recuerda la necesidad de poseer un relato sólido como Estado-nación. Este texto es el resumen de una entrevista más extensa, publicada íntegramente en el pódcast VOCES AUTORIZADAS de The Epoch Times España, que puede escuchar aquí.
Entrevistador: ¿César, por qué la batalla de Empel ocupa un lugar tan especial dentro de la historia militar de España?
César Alcalá: Tenemos una gran historia en España, pero no tenemos Hollywood, y ese es el problema: si lo tuviéramos, la historia de España daría para hacer muchísimas películas. En cambio, en Hollywood han hecho miles sobre el oeste, pero muy pocas sobre nuestra propia historia. Y, como dices, la batalla de Empel es un ejemplo perfecto, porque tiene un milagro por en medio: el milagro de Empel, ocurrido el 8 de diciembre de 1585. En plena Guerra de los 80 Años, el Tercio Viejo de Zamora estaba atrapado en la isla de Bommel, obligado a enfrentarse a los holandeses dirigidos por Felipe de Hohenlohe. Hubo un momento crítico en el que Hohenlohe ordenó romper todos los diques e inundarlo todo, para que los españoles, sin barcos, tuvieran grandes dificultades y murieran ahogados. El milagro es que no solo no murieron, sino que España acabó ganando aquella batalla.
Entrevistador: Se suele decir que los tercios fueron la mejor infantería de su tiempo. ¿Qué los hacía diferentes al resto de los ejércitos europeos contemporáneos?
César Alcalá: Los hacía diferentes porque eran los tercios españoles, y ahí está la bravura de España. Fueron el primer ejército realmente formado, uniformado y con una estructura jerárquica, modelo del que después derivaron el ejército español y todos los ejércitos de Europa. Antes de eso, lo que había eran guerras de guerrillas, grupos de soldados sin estructura militar clara, sin jerarquía, un auténtico desbarajuste. Los tercios introdujeron orden, graduaciones y disciplina, aunque fueran muy distintos a los ejércitos actuales. Iban nobles y personas de alto rango, acompañados de su propio séquito, mayordomos y gente que les asistía. Era una organización peculiar, pero eficaz, y ahí radica su grandeza.
Entrevistador: Muchos españoles hacen el puente, pero no saben bien qué significa el 8 de diciembre como día de la Inmaculada y del milagro de Empel. ¿Por qué crees que está tan oculto en la memoria colectiva?
César Alcalá: La historia de España es tan grande que se nos pasan muchísimas cosas. La gente sabe qué es el 12 de octubre, pero desconoce otros episodios fundamentales. Con el 8 de diciembre ocurre igual. Muchos saben que es el día de la Inmaculada Concepción, pero no saben por qué lo es. En Empel, aquel 8 —o más bien el día anterior— se encontró una talla de madera de la Inmaculada Concepción. A partir de ese hallazgo se produce el milagro. Cuando Francisco Arias de Bobadilla, jefe del Tercio Viejo de Zamora, encontró la imagen, prometió que si ganaban la batalla sería la patrona de los tercios españoles. Esta tradición viene desde 1585 y después pasó también al ámbito civil. Sin embargo, si preguntas por qué es fiesta la Inmaculada, la mayoría no sabrá mencionar Empel ni lo que allí ocurrió.
Entrevistador: En tu libro planteas algo muy interesante: en la construcción de la identidad nacional de Cataluña se transmite la idea de que este región no participó en nada de la historia de España. ¿Qué nos puedes decir sobre la participación catalana en los tercios?
César Alcalá: Claro, fue muy importante. Aquí se ha creado una fractura histórica porque interesa vender que Cataluña nunca perteneció a España. Según ese relato, ningún catalán estuvo en los tercios, pero eso es rotundamente falso. En otro libro publiqué los nombres de más de doscientos soldados catalanes que formaron parte de los tercios a lo largo de los años. Cataluña formaba parte de España y España formaba parte de Cataluña, y los catalanes lucharon en los tercios, siendo catalanes y españoles. El problema es el desinterés por conocer la historia real. Luego cada uno puede interpretar como quiera, pero no se puede sesgar el pasado.
Entrevistador: ¿Cuál era la situación del Tercio Viejo de Zamora en los días previos al milagro? ¿Realmente estaban al borde de la aniquilación?
César Alcalá: La situación era crítica. Felipe de Hohenlohe tenía totalmente dominada la zona. En la isla de Bommel rompió los diques e inundó todo, esperando que los españoles murieran ahogados, de frío o de hambre. Pretendía eliminarlos sin combatir. Cuando Arias de Bobadilla recibió el mensaje de rendición, respondió con la célebre frase: «Decid a esos herejes que antes preferimos la muerte a deshonrar. Si el agua nos anega, Dios nos dará el valor de morir como cristianos». Esa firmeza elevó la moral. Los soldados comenzaron a cavar pequeñas trincheras para refugiarse del agua, y en una de ellas apareció la imagen de la Inmaculada, una talla enterrada sin origen conocido. En plena guerra, Bobadilla ordenó llevar la imagen en peregrinaje a una ermita cercana. Ese gesto marcó el inicio del milagro.
Entrevistador: ¿Qué fuentes históricas mencionan el hallazgo de la figura?
César Alcalá: En aquella época se escribía mucho, y por eso el Tercio Viejo de Zamora está bien documentado. Tras el hallazgo, ocurrió una helada inesperada del río Mosa, completamente fuera de lo normal. La noche del 7 al 8 de diciembre, cuando Hogenlohe creía tenerlos derrotados, la temperatura cayó de forma brusca y el agua se congeló. Lo que debía ser un obstáculo se convirtió en una ventaja decisiva para los españoles, mientras que para los holandeses fue fatal: sus barcos quedaron atrapados en el hielo. Muchos lo consideran un milagro porque una helada así no era propia de esa época del año, y la vinculan directamente con la aparición de la imagen.
Entrevistador: ¿En la formación militar actual se estudia esta batalla?
César Alcalá: Sí, y debe estudiarse. La batalla fue una masacre a favor de los españoles. En un momento dado, el propio Hogenlohe dijo: «Parece que Dios es español», impresionado por lo ocurrido. Los holandeses creían que el Tercio no podría atacar estando rodeado por el agua y no estaban preparados. Pero los españoles, al ver el hielo, atacaron por sorpresa. Con arcabuces y con toda la infantería, avanzaron mientras los holandeses sufrían numerosas bajas. Los españoles no tuvieron ninguna, y los enemigos huyeron en desbandada. España ganó de forma aplastante.
Entrevistador: ¿Qué tendríamos que hacer para que España y regiones como Cataluña vuelvan a conectar con su propia historia? ¿Cómo logramos que estas gestas recuperen su lugar en nuestra cultura?
César Alcalá: Yo creo que tendríamos que hacer justamente esto: hablar de nuestra historia. Faltan pódcasts, programas y documentales. La televisión dedica horas al Antiguo Egipto, pero muy poco a la historia de España. La gente conoce mejor la tumba de Tutankamón que batallas fundamentales como Empel. Todo el mundo sabe que Colón descubrió América, pero si preguntas por las guerras napoleónicas, pocos saben algo.
No hemos tenido voluntad de explicarnos. Como dice mi amigo Augusto Ferrer-Dalmau, «la historia de España es tan grande que la desconocemos». Incluso detalles pequeños han cambiado el mundo: la patata y el tomate, llegados a Europa gracias a España, revolucionaron la cocina y evitaron hambrunas. Pero no lo valoramos. Mientras Estados Unidos sobrevalora su historia reciente con miles de películas, nosotros despreciamos una historia incomparablemente mayor. También tuvimos nuestros propios «Washington» y conquistadores como Hernán Cortés. Y, sin embargo, algunos piden que España pida perdón por conquistar México, pese a que allí construimos iglesias, universidades y una cultura.
La leyenda negra nos ha hecho mucho daño, y no hemos sabido reaccionar defendiendo lo positivo de una historia inmensa.
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