El uso de medicamentos supresores de la acidez para tratar la enfermedad por reflujo gastroesofágico en lactantes aumenta el riesgo de desarrollar celiaquía en un 50 %, según una nueva investigación.
El reflujo gastroesofágico es el paso de contenido del estómago hacia el esófago y habitual es que esto ocurra en los bebés varias veces al día sin producir molestias importantes. Solo cuando el reflujo es muy intenso o produce complicaciones se habla de enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Un amplio estudio realizado con casi 80 000 niños descubrió que aquellos a los que se les administraron medicamentos comunes para el reflujo infantil eran ligeramente más propensos a mostrar signos tempranos de enfermedad celíaca, en comparación con los que no los recibieron.
Investigadores de Israel analizaron cómo la terapia supresora de ácido afecta a la salud de los niños a lo largo del tiempo utilizando datos de Servicios sanitarios Maccabi (Maccabi Healthcare Services), que abarca aproximadamente una cuarta parte de la población israelí.
El estudio, publicado recientemente en JAMA Network Open, se centró en niños nacidos entre 2005 y 2020. Los investigadores dividieron a los niños en función de si habían recibido terapia supresora de ácido durante sus primeros seis meses. Se hizo un seguimiento de los niños para evaluar su evolución hasta que cumplieron 10 años.
Los investigadores descubrieron que el 1.6 % de los niños tratados con terapia supresora de ácido, como inhibidores de la bomba de protones (IBP) y antagonistas de los receptores H2 de la histamina (ARH2), dieron positivo en la prueba de autoinmunidad para la enfermedad celíaca. Esta fue una diferencia significativa con respecto a la tasa del 1 % entre quienes no los usaban.
Los IBP son una clase de medicamentos muy utilizados que reducen la producción de ácido estomacal, y aproximadamente 15 millones de estadounidenses los usan anualmente. La principal razón para el uso de IBP en bebés es la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
«Por mucho que analizáramos los datos de este gran conjunto de datos, observamos lo mismo: existe un mayor riesgo de muerte entre los usuarios de los IBP», dijo el Dr. Ziyad Al-Aly, autor principal del estudio, en un comunicado de prensa.
Los autores del estudio subrayaron que estos hallazgos muestran una correlación, no una causalidad, y no propusieron un mecanismo para una posible relación entre los fármacos supresores de la acidez y la enfermedad celíaca.
El Dr. Jacob Teitelbaum, internista certificado, advirtió contra el uso prolongado de los inhibidores de la bomba de protones. Aunque muchos médicos recetan estos medicamentos de por vida, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. recomienda no utilizarlos durante más de uno o dos meses en la mayoría de los casos. El uso prolongado de los IBP puede provocar efectos secundarios, como un mayor riesgo de fracturas e infecciones, y puede provocar un exceso de secreción ácida cuando al suspender su uso, afirmó.
Además de las deficiencias nutricionales graves, añadió, se asocian a un riesgo notablemente mayor de problemas neurológicos, pérdida de densidad ósea y otros problemas. Una alternativa mucho más saludable, dijo Teitelbaum, son los bloqueadores H2 como Pepcid (famotidina).
Si bien los bloqueadores H2 como Pepcid y los IBP como Prilosec/Nexium reducen el ácido estomacal, lo hacen dirigiéndose a diferentes etapas en el proceso de producción de ácido. Los bloqueadores H2 bloquean los receptores de histamina, pero los IBP son más potentes y bloquean el paso final de la secreción ácida.
Control del reflujo ácido
Para los adultos con reflujo ácido, Teitelbaum señaló que perder peso o mejorar la digestión puede ayudar a resolver los síntomas.
«A largo plazo, esto significa aumentar el ácido estomacal y [usar] enzimas digestivas de origen vegetal, pero no animal—que son poco eficaces», señaló. El reflujo ácido no suele estar causado por un exceso de ácido estomacal, sino por una digestión deficiente que permite que el contenido del estómago regrese al esófago.
«Si se mejora la digestión, es menos probable que ocurra el reflujo», dijo.
Según Teitelbaum, una forma de hacerlo es preparar un aderezo para ensaladas con dos cucharadas de vinagre, o «Si su médico holístico lo aprueba, puede tomar comprimidos de betaína HCL, dos por comida. Los encontrará en la mayoría de las tiendas de alimentos naturales».
También recomienda evitar las bebidas heladas con las comidas porque las enzimas digestivas del cuerpo funcionan mejor a 98° F (37 °C).
«Si ciertos alimentos siguen causando indigestión», agregó Teitelbaum, «No los coma, puede que su cuerpo le esté intentando decir que es comida basura y no la quiere», o puede que sea alérgico a ese alimento.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times en español con el título «Relacionan el uso de antiácidos en la infancia con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad celíaca»
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