Análisis de noticias
Xi Jinping mantiene su título de líder supremo de China tras un cónclave a puerta cerrada entre los principales dirigentes del Partido en Pekín la semana pasada. Sin embargo, múltiples indicios apuntan a que su poder ya no es omnímodo, según analistas, aunque el régimen procure transmitir lo contrario.
El Cuarto Pleno, una reunión de cuatro días con más de 300 miembros del Comité Central, estuvo marcado por intrigas: purgas militares de gran calado, la marginación de aliados de Xi, ausencias sin explicación y un giro en las prioridades políticas habituales del Partido.
Aunque la propaganda estatal sigue proyectando una imagen de unidad, las señales de fricción que emergen de una cita tan cuidadosamente orquestada revelan tensiones de fondo, de acuerdo con los especialistas consultados.
«Creo que sus días están contados. O lo dejarán en el olvido o simplemente lo marginarán de una forma u otra», afirmó Steven Mosher, investigador y autor de Bully of Asia: Why China’s Dream Is the New Threat to World Order (El matón de Asia: por qué el sueño chino es la nueva amenaza para el orden mundial).
Agitación en curso
El Cuarto Pleno comenzó el 20 de octubre tras la destitución de nueve generales de alto rango, incluido el segundo militar de mayor rango del país, en una de las mayores reorganizaciones públicas de las fuerzas armadas en décadas.
Los nueve eran mandos que Xi había ascendido personalmente, y varios iniciaron su carrera en el antiguo 31.º Grupo de Ejército, una unidad con base en Fujian —provincia fronteriza con Taiwán—, donde Xi trabajó durante 17 años en las primeras etapas de su trayectoria política.
La unidad llegó a asociarse tanto con Xi que algunos analistas la apodaron su «ejército familiar». Desde que asumió el control del PCCh en 2012, Xi ha colocado a veteranos de ese grupo en puestos militares clave, al tiempo que apartaba a quienes consideraba una amenaza mediante una amplia campaña anticorrupción.
«No tiene sentido que el propio Xi Jinping, quien solo cuenta con el apoyo de su facción, comience a eliminar a miembros de esa facción», declaró Mosher.
El comentarista de asuntos políticos Jason Ma también consideró estas medidas difíciles de justificar.
Señaló la reciente caída del protegido de Xi, el almirante Miao Hua, cuyo largo periodo en el 31.º Grupo de Ejército coincidió con los 17 años de Xi en Fujian, una vinculación que se cree que propició el rápido ascenso de Miao bajo el mando de Xi.
«Ningún líder puede ejercer autoridad sin personas que respondan a sus órdenes personales, y Miao era simplemente un antiguo subordinado encargado de llevar a cabo las órdenes de Xi en el ejército», señaló Ma en su programa de actualidad en chino en NTD, medio hermano de The Epoch Times.
Surgieron dudas similares a medida que el régimen cubría las vacantes del Comité Central dejadas por la reestructuración política. Al promover a 11 suplentes a miembros de pleno derecho, el comité pasó por alto a siete suplentes mejor situados, lo que supone otra ruptura con la tradición del Partido.
Casi uno de cada seis funcionarios no se presentó al Cuarto Pleno; un récord sin igual en casi medio siglo
Quienes quedaron fuera eran en su mayoría antiguos aliados de Xi. Un caso destacado es Fang Yongxiang, natural de Fujian, que pasó décadas en el 31.º Grupo del Ejército y, hasta hace poco, dirigió la Oficina General de la Comisión Militar Central, un puesto clave que actúa como los ojos y los oídos de Xi.
La turbulencia en las altas esferas del Partido quedó aún más patente tras el recuento de asistentes.
Casi uno de cada seis funcionarios no acudió al plenario, un récord sin precedentes en casi medio siglo.
Tras contabilizar un fallecimiento y 14 expulsiones, aún faltaban 26 miembros y otros 16 sin derecho a voto en la sesión, cuya ausencia no fue explicada, lo que alimentó dudas sobre su futuro político.
Según Ma, esto refleja un debilitamiento del poder de Xi. En una pugna interna cada vez más intensa, sus asesores de confianza pierden terreno y él ya no estaría en posición de intervenir.

El ascenso de un general
Si la autoridad de Xi se debilita, quien se beneficia es el general Zhang Youxia, vicepresidente de primer rango de la Comisión Militar Central y antiguo aliado de Xi.
Los padres de Xi y Zhang lucharon juntos durante la guerra civil china, y ambos se conocen desde la infancia. No obstante, fuentes internas sostienen que en los últimos años han discrepado en cuestiones políticas de calado, en particular sobre la gestión de Taiwán.
Recuperar Taiwán ha sido un objetivo de larga data para el régimen chino y, en un discurso televisado de Año Nuevo el 1 de enero, Xi calificó la reunificación como una «tendencia histórica» que «nadie puede detener».
Personas cercanas a altos mandos del ejército chino afirman que Zhang sostiene una posición distinta. Indicaron a The Epoch Times que, en varias reuniones internas, se ha opuesto a organizar una invasión de Taiwán, alertando de que tal paso podría provocar la intervención del ejército estadounidense y sus aliados, arrastrar a China a una guerra costosa que el régimen difícilmente puede permitirse y sumir al país en el caos.
Xi considera que la oposición de Zhang mina la moral de las fuerzas armadas, según una de las tres fuentes que hablaron con The Epoch Times bajo condición de anonimato. De acuerdo con otra fuente, en 2023 ordenó investigar a la Fuerza de Cohetes y al Departamento de Desarrollo de Equipos, dirigido por Zhang.
Zhang respondió con una reorganización de mandos y la apertura de pesquisas contra aliados de Xi, como Miao y el general He Weidong, entonces segundo vicepresidente de la Comisión Militar Central. He —uno de los nueve altos cargos que cayeron en desgracia— desempeñó un papel clave en la planificación de los ejercicios con fuego real alrededor de Taiwán, realizados tras la visita a la isla de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi (demócrata por California), en agosto de 2022, según una evaluación del Pentágono.

Su relevo, Zhang Shengmin, fue elegido como solución intermedia, según una fuente.
Principal responsable de la lucha anticorrupción en el ejército, Zhang Shengmin ha escalado posiciones bajo la tutela de Zhang Youxia. Una de las fuentes lo define como un «centrista» y la opción más segura para apaciguar a ambas partes en la actual pugna política.
Las anomalías observadas durante el desfile militar del régimen en septiembre —indicio de la creciente influencia de Zhang Youxia— también alimentaron las especulaciones.
En la tribuna con vistas a la Plaza de Tiananmén, Zhang Youxia apareció junto a veteranos retirados del Partido que, según la jerarquía interna, le preceden en rango. Dado el estricto protocolo que rige estas ceremonias, su ubicación se interpretó como señal de ascenso político, apuntaron varios analistas.
Otra anomalía protocolaria fue la elección del maestro de ceremonias del desfile. Tradicionalmente, esa función recae en el comandante del Teatro Central —un general—, pero este año el cargo recayó en el subordinado Han Shengyan, colaborador cercano de Zhang Youxia.

Tira y afloja
Según una fuente militar, la profundización de la purga política ha desmantelado buena parte de la camarilla de Xi y ha reforzado la posición de Zhang Youxia en el estamento castrense; aun así, Xi conservaría la ventaja en otros órganos estatales clave, como el aparato político y de propaganda.
Estados Unidos se hizo eco de la discordia el 9 de octubre, después de que las autoridades chinas ampliaran los controles de exportación para exigir licencias a productos que contengan tan solo un 0,1 % de tierras raras de origen chino.
El 12 de octubre, tras amenazar con cancelar una próxima reunión con Xi, el presidente Donald Trump escribió en TruthSocial: «¡No se preocupen por China, todo estará bien!».
Añadió que Xi «simplemente tuvo un mal momento».
«Para conservar el poder, Xi trata de poner obstáculos a sus rivales y dejar claro quién manda», señaló un experto.
Posteriormente, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, explicó que, a juicio de Trump, la maniobra china sobre las tierras raras podría reflejar disenso interno, probablemente impulsado por los sectores más duros «que siempre intentan socavar la relación».
El analista Shen Ming-Shih sostiene que la orden bien podría haber partido del propio líder chino.
«Se trata de una lucha de poder, un cálculo político», declaró Shen, analista del Instituto de Investigación de Defensa y Seguridad Nacional con sede en Taipéi, a The Epoch Times.
A su juicio, para conservar el poder, Xi trata de poner obstáculos a sus rivales y dejar claro quién manda.
Todo ello encaja en un tira y afloja político en el que los sectores más duros, como el de Xi, tensan la cuerda, mientras que los más moderados tratan de rebajarla, añadió Shen.
Yeh Yao-yuan, catedrático de Estudios Internacionales y Ciencias Políticas en la Universidad de St. Thomas, coincidió con este análisis.

El Ministerio de Comercio chino, que puso en marcha los nuevos controles a la exportación de tierras raras, suele adoptar un enfoque más conciliador que otros organismos, como el Ministerio de Seguridad del Estado, poderosa agencia de inteligencia bajo la supervisión directa de Xi. Bajo la dirección de su actual titular, Chen Yixin —antiguo confidente de Xi que asumió el cargo en 2022—, ese organismo ha ampliado de forma drástica su mandato hacia los ámbitos social y económico para reforzar la lealtad al Partido.
«Con todo, sea cual sea el departamento que impulse la medida, el Partido habla oficialmente con una sola voz y no reconocerá fisuras», señaló Yeh a The Epoch Times.
Giro hacia la autosuficiencia y la seguridad
Tras el Cuarto Pleno, los medios estatales chinos ensalzaron el progreso económico del país y presentaron el comunicado oficial de la reunión como el inicio de un «nuevo capítulo del milagro chino».
No obstante, una lectura atenta dibuja un panorama más sombrío, según los analistas.
El comunicado, habitualmente centrado en ideología y gobernanza, dio prioridad a la autosuficiencia y a la seguridad nacional.
Al reducir importaciones y dependencia de tecnología extranjera, el régimen se blinda frente a controles y sanciones occidentales sobre exportaciones de alta tecnología, según un experto
Al fijar los objetivos económicos y sociales para los próximos cinco años, el documento del Partido admitió transformaciones profundas y complejas, así como una incertidumbre creciente. La palabra «lucha» —propia de la teoría comunista de la lucha de clases— apareció cuatro veces y, junto con las reiteradas alusiones a la seguridad, reforzó, según los especialistas, una imagen de crispación.
La autosuficiencia tecnológica figura entre las metas principales: se exige innovación original y avances de base. Además, se subraya la necesidad de impulsar la demanda interna y de apuntalar la economía real mediante una mayor capacidad manufacturera.

Sun Kuo-hsiang, director del Instituto de Estudios de Asia y el Pacífico de la Universidad Nanhua (Taiwán), sostuvo que la redacción empleada evidencia que el régimen está aplicando un cambio estructural.
A su juicio, la seguridad económica y tecnológica constituye la base de la seguridad nacional; al reducir importaciones y dependencia de tecnología extranjera, el régimen se blinda frente a controles y sanciones occidentales sobre exportaciones de alta tecnología.
«China se está preparando para un enfrentamiento a largo plazo con Estados Unidos», declaró Sun a The Epoch Times.
Los medios estatales chinos han seguido ensalzando el liderazgo de Xi y, como es habitual, los funcionarios han celebrado sesiones de estudio locales para trasladar a sus cuadros el espíritu de la reunión plenaria, exhibiendo así lealtad al Partido y a Xi.
Esas proclamaciones de unidad podrían ser una tapadera, según Wang He, analista de China y columnista de The Epoch Times.
«A puerta cerrada, se apuñalan, pero en público, siguen brindando», afirmó.
Para algunos en China, al menos una cosa parece segura sobre los funcionarios comunistas.
«Son como saltamontes atados a la misma cuerda», dijo un activista a The Epoch Times, que utilizó el alias Wang Hua por motivos de seguridad.
La expresión es un modismo chino que significa «están en el mismo barco».
Yi Ru, Yue Li y Luo Ya contribuyeron a este informe.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «Behind CCP’s Closed Doors, a Weakened Xi Jinpingr»
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