El Stonehenge español emerge de las aguas: buscan el pueblo prehistórico que lo rodeaba

El Dólmen de Guadalperal quedó sumergido en 1969 tras la construcción del embalse Valdecañas en el río Tajo. En 2019 volvió a emerger causando gran atención mediática y social. Los investigadores quieren aprovechar esta nueva ocasión para estudiar los posibles asentamientos urbanos que había alrededor del monumento megalítico

Por Anastasia Gubin
23 de julio de 2025 13:17 Actualizado: 23 de julio de 2025 15:14

El Dolmen de Guadalperal, que algunos medios han denominado el Stonehenge de España, emergió de nuevo este verano tras una gran reducción del nivel de agua del embalse Valdecañas en el río Tajo. El monumento megalítico, un patrimonio cultural y prehistórico de Cáceres, Extremadura, causó sensación en la población cuando fue totalmente visible en 2019, por lo que ahora se planean nuevas investigaciones arqueológicas, entre ellas, encontrar al pueblo perdido que se encontraba a su alrededor.

Cuando se descubrió en 1925, el monumento era diferente. Tras la construcción de las presas, el dolmen  fue inundado en 1969, sin que se completaran los estudios arqueológicos pertinentes. Reapareció por primera vez en 1992, cuando se elaboró un registro gráfico de uno de los menhires, pero no volvió a emerger hasta el verano de 2019, cuando el yacimiento cobró notoriedad, incluso internacional, permitiendo documentar su estado actual y una nueva información sobre los soportes decorados que formaban parte de su arquitectura, dice el estudio liderado por Enrique Cerrillo-Cuenca de  Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología, Universidad Complutense de Madrid, titulado.

Dolmen de Guadalperal, imagen de septiembre de 2019. Imagen proporcionada en el artículo Patrimonio emergente: la conservación digital de yacimientos arqueológicos en embalses y el caso del Dolmen de Guadalperal (España). (Herit Sci 9, 114 (2021). https://doi.org/10.1186/s40494-021-00590-5) por Enrique Cerrillo-Cuenca E., de Sanjosé Blasco, J.J., Bueno-Ramírez, P. et al.

El patrimonio megalítico se encuentra en Peraleda de la Mata, localidad de la comarca del Campo Arañuelo, en el este de Extremadura. Por sus símbolos y su desarrollo cronológico, recuerda a otros monumentos similares que se encuentran en toda Europa Occidental.

«Es uno de los yacimientos megalíticos de la cuenca interior del río Tajo que han sido estudiados durante décadas y que fueron construidos desde finales del V hasta finales del III milenio a. C, como los monumentos de Azután o Guadancil III», indicó Cerrillo-Cuenca y los coautores de la investigación desarrollada en 1919, titulada: «Patrimonio emergente: la conservación digital de yacimientos arqueológicos en embalses y el caso del Dolmen de Guadalperal».

La cronología de los elementos encontrados en Guadalperal quedó definida por tres períodos: uno premegalítico, hace 7000 a 4500 años; otro megalítico, hace 4500 a 2000 años aC  y un período posterior hasta el año 800 a.C.  Estas dataciones aún deben ser confirmadas.

La excavación de Guadalperal entre 1925 y 1927 fue obra de Hugo Obermaier. Posteriormente, los trabajos fueron publicados años después de su muerte, por Georg y Vera Leisner.

Inicialmente, el yacimiento se presentó como un gran túmulo de cuarcitas, con algunas losas de la cámara sobresaliendo ligeramente. Durante la excavación, la cubierta fue retirada y se dispuso en círculo alrededor de la cámara.


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La arquitectura interior constaba de una cámara, un corredor y un atrio. El corredor, según las fotografías tomadas durante la excavación, fue restaurado con hormigón, pero la mayoría de las losas colapsaron. Dentro de la cámara, que pudo haber contenido entre 12 y 14 losas, ahora solo quedan nueve.

El monumento es un lugar de enterramiento de gran tamaño. La cámara funeraria tiene cinco metros de diámetro y un largo corredor de 1,50 metros de ancho. La estructura ofrece una triple línea de láminas de piedra dispuestas de forma concéntrica en torno a la cámara, además de alguna de significado simbólico, informa el Ministerio de Cultura.

«Los materiales arqueológicos hallados en el dolmen y en su alrededor señalan la existencia de un hábitat en las inmediaciones del bien», según el ministerio. En el entorno se encontró una industria desarrollada en sílex y cuarcita, así como fragmentos de cerámica decorada y un conjunto de vasos campaniformes. Estos hallazgos sugieren dos fases distintas para el yacimiento, una primera más antigua y otra campaniforme, entre el IV y III milenio a.n.e.

En 2019, los medios de comunicación lo presentaron como un gran descubrimiento. Aunque ya era conocido en ciertos círculos, su reaparición generó un intenso debate social sobre la conveniencia de reubicar el sepulcro fuera del embalse para su preservación.

«El Dolmen de Guadalperal (compuesto por aproximadamente 150 bloques) ofreció un espectáculo espectacular al resurgir y atrajo a numerosos visitantes curiosos y a los medios de comunicación, quienes comprendieron que se trataba de una oportunidad única para visitarlo», dijo entonces Ángel José Villa González, del Área de Arqueología del Ministerio de Cultura y Deporte de España.

Los pueblos prehistóricos se localizaban a lo largo de la cuenca

Los pueblos prehistóricos de la región se localizaron a lo largo de la cuenca del Tajo. En algunos puntos se encuentran concentraciones de tumbas y en otros, los dólmenes adornan el paisaje. Aguas arriba del Guadalperal se encuentra el monumento de Navalcán, también cubierto por las aguas de un embalse. Es muy similar al de Guadalperal, con elementos decorativos y arquitectónicos conceptualmente parecidos, dice el estudio.

A una distancia intermedia se encuentra el dolmen de Azután, no inundado, con una arquitectura similar, con piedras interiores y una cámara formada por 14 losas. Más al oeste se encuentra la necrópolis de Guadancil, también sumergida, descubierta en 1874 por Jerónimo de Sande, un erudito local, que excavó una serie de monumentos megalíticos localizados cerca del cauce del río Tajo.

Fotografías de los megalitos mencionados en el texto. A: Guadalperal en 2019 (inundado). B: Azután durante su excavación (no inundado). C: Vista de la zona de Guadancil 1 en 2012 (inundada). D: Vista general del dolmen de Navalcán durante su excavación (inundado).Imagen proporcionada en el artículo Patrimonio emergente: la conservación digital de yacimientos arqueológicos en embalses y el caso del Dolmen de Guadalperal (España). (Herit Sci 9, 114 (2021). https://doi.org/10.1186/s40494-021-00590-5) por Enrique Cerrillo-Cuenca E., de Sanjosé Blasco, J.J., Bueno-Ramírez, P. et al.

«La estrecha relación entre los megalitos y el curso del río Tajo o sus afluentes directos apunta a la relación entre los cauces del río y el poblamiento prehistórico, siendo un factor que ha favorecido la inundación de estos yacimientos una vez construidas las presas», dice el estudio.

Según los autores, en la década de 1960, la construcción masiva de embalses se percibió en España como una oportunidad de modernización tecnológica. Sin embargo, «cualquier evaluación del impacto en los sitios culturales solo se reservaba a los monumentos considerados como obras maestras del pasado romano».

Como resultado, «innumerables sitios de cronologías muy variables, como monumentos megalíticos, se inundaron sin que se recopilara ningún registro de ellos. Estas decisiones se tomaron considerando una legislación escasamente desarrollada que data de 1933 que no contemplaba el impacto de las infraestructuras civiles en los bienes arqueológicos».

Mapa del tramo del río Tajo (España) que muestra Guadalperal y otros yacimientos megalíticos. Imagen proporcionada en el artículo Patrimonio emergente: la conservación digital de yacimientos arqueológicos en embalses y el caso del Dolmen de Guadalperal (España). (Herit Sci 9, 114 (2021). https://doi.org/10.1186/s40494-021-00590-5) por Enrique Cerrillo-Cuenca E., de Sanjosé Blasco, J.J., Bueno-Ramírez, P. et al.

¿Qué sabemos de su población?

La Universidad de Navarra destaca que, gracias a los estudios realizados en los últimos años, especialmente en la cuenca del Tajo, se va desmintiendo la idea de que en la Península Ibérica existiera una amplia área despoblada durante el Neolítico, que abarca desde el 10 000 hasta el 3 000 a.C.

Se ha podido demostrar que, en el V milenio a.C., florecía la agricultura del trigo. Los restos encontrados revelan que la dieta de la población incluía legumbres, además de ganado doméstico, especialmente ovejas y vacas.

Esto indica que los habitantes de la época adoptaron un modo de vida agro-pastoral, alejándose de la tradicional dedicación exclusiva a la ganadería, que se había planteado previamente para los grupos del interior.

Los entierros megalíticos incluyen restos de hombres, mujeres y niños acompañados de elementos como trozos de piedras geométricas, láminas, cuentas de collar, cerámica y punzones de hueso y en el dolmen de Azután, se observa una ocupación de miles de años. Las excavaciones realizadas bajo el túmulo encontraron evidencias de que este espacio fue habitado. Por un lado, se hallaron numerosos molinos, y por otro, auténticas estructuras, como un sector de cocina con abundantes restos de conejos asados, dice la Universidad de Navarra.

Algunos de los molinos encontrados trituraban harina de bellota, lo que confirma que los pobladores preferían una dieta basada en panes de trigo y bellota. Este modelo parece haber equilibrado la explotación del medio ambiente.

En busca del pueblo que coexistía con el dolmen

Desde hace dos semanas el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) está coordinando un estudio bajo la dirección científica de las Universidades de Alcalá de Henares y Complutense de Madrid, con la colaboración del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, y la Confederación Hidrográfica del Tajo, entre otras entidades, informó El Diario. Todo ello bajo la mirada del Ministerio de Cultura y la Junta de Extremadura que están impulsando las labores de seguimiento iniciadas en 2019.

El pasado otoño se realizó una campaña de prospección subacuática y, ahora que el dolmen está completamente visible, se están realizando sondeos para detectar los lugares donde aún pudiesen quedar restos de las ocupaciones más antiguas, declaró al medio de prensa la catedrática de Prehistoria de la Universidad Alcalá de Henares Primitiva Bueno.


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Desde el punto de vista arqueológico, es «entender cómo funcionaba ese paisaje, cómo la gente vivió en esta zona hace seis mil años, cómo se relacionaban entre ellos y qué tipo de materias primas trajeron de otros puntos de la península», agregó.

Este objetivo se enmarca en un proyecto de recuperación de un territorio antiguo que podría haber coexistido en el tiempo junto al dolmen.

Galería de fotos:

Dolmen de Guadalperal (Ministerio de Cultura)
Las principales partes arquitectónicas del dolmen de Guadalperal (España) descritas en el texto de una imagen aérea del año 2019. Imagen proporcionada en el artículo Patrimonio emergente: la conservación digital de yacimientos arqueológicos en embalses y el caso del Dolmen de Guadalperal (España). (Herit Sci 9, 114 (2021). https://doi.org/10.1186/s40494-021-00590-5) por Enrique Cerrillo-Cuenca E., de Sanjosé Blasco, J.J., Bueno-Ramírez, P. et al.
Dolmen de Guadalperal (Ministerio de Cultura)
Dolmen de Guadalperal (Ministerio de Cultura)
Dolmen de Guadalperal (Ministerio de Cultura)
Dolmen de Guadalperal (Ministerio de Cultura)
Dolmen de Guadalperal. Embalse de Valdecañas, Cáceres (Ministerio de Cultura)

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