La ilusión de la resiliencia: la recuperación china oculta una fragilidad sistémica

El relato oficial sobre la recuperación económica de China en 2025 es una puesta en escena cuidada. Pekín destaca un crecimiento del PIB del 5 % en el primer semestre, y los indicadores superficiales parecen apuntar a un rebote tras el estancamiento de la era pandémica

Por Charles Davis
9 de noviembre de 2025 17:35 Actualizado: 9 de noviembre de 2025 17:35

Un espejismo estadístico

Pero detrás de ese barniz decorativo se oculta una estructura económica frágil: dependencia de la deuda, deflación crónica y opacidad organizada. Para los mercados y los responsables de la toma de decisiones, el riesgo no reside solo en esa fragilidad: está en la lectura obstinadamente errónea de una China percibida como socia estable y previsible.

En julio, la producción industrial aumentó un 6,1 % interanual y las exportaciones sorprendieron con un alza del 7,2 %. Sin embargo, estas cifras están cuidadosamente «curadas». El crecimiento de las ventas minoristas se desaceleró al 3,7 %. El índice de precios al consumo (IPC) se mantuvo en 0,0 %.

Los precios al productor llevan descendiendo ahora 32 meses consecutivos, lo que convierte a China en un exportador persistente de deflación. Goldman Sachs prevé un IPC del 0,8 % para el conjunto del año. Paralelamente, los precios mayoristas siguen su deslizamiento: el índice de precios al productor para productos industriales cae un 3,3 % interanual, según la Oficina Nacional de Estadísticas de China.

Una deflación dirigida

Esa «deflación a la Xi» no es una singularidad macroeconómica: refleja un pesimismo arraigado. Los hogares retrasan sus compras con la esperanza de rebajas, mientras que las empresas reducen la inversión, incapaces de ampliar sus márgenes en un contexto de demanda débil. El crecimiento procede menos de una producción productiva que de transferencias y subvenciones dirigidas por la política. La innovación, la eficiencia manufacturera y la competitividad exportadora se ven eclipsadas por la injerencia del régimen comunista chino.

La respuesta de Pekín ha sido intensificar las intervenciones fiscales. Las subvenciones para el «canje por renovación» de electrodomésticos y vehículos han impulsado temporalmente el consumo, pero su vida media económica es modesta, contándose en meses. Una vez que el estímulo se disipa, la demanda retrocede. Peor aún: la carga de la financiación recae cada vez más sobre gobiernos locales ya exhaustos, minados por el colapso de las ventas de terrenos y por ingresos fiscales letárgicos.

La deuda como perfusión

Los riesgos estructurales inherentes a este modelo son flagrantes. Las autoridades locales recurren a la emisión de deuda a una escala que alarma incluso a los acreedores oficiales. Fitch Ratings advierte de que más de 8 billones de yuanes en deudas de vehículos de financiación de gobiernos locales (LGFV) son vulnerables a shocks de financiación.

Yuekai Securities y otros analistas estiman que el endeudamiento total de las administraciones locales ha superado los 51 billones de yuanes, gran parte de los cuales se destina a proyectos no productivos o políticamente orientados. El saldo se ha aproximadamente duplicado desde 2020, por efecto de financiaciones fuera de presupuesto y gastos vinculados a planes de estímulo. Esto no es estímulo: es una perfusión de liquidez que mantiene con vida entidades con bajo rendimiento y aplaza las reestructuraciones necesarias.

Estas dinámicas generan riesgos de segundo orden. A medida que los gobiernos locales reasignan recursos al servicio de la deuda, su capacidad para financiar sanidad, protección social y verdaderas infraestructuras se reduce. Para inversores extranjeros y multinacionales, la implicación es clara: los socios locales están probablemente mucho más endeudados —y mucho menos resilientes— de lo que sugieren las cuentas públicas. Los perfiles de riesgo soberano se deterioran, la estabilidad contractual se erosiona y los cambios regulatorios se vuelven más probables.

La opacidad erigida en política

La opacidad que rodea a los datos económicos chinos agrava estos riesgos. Una investigación del Wall Street Journal documentó la supresión de cientos de series estadísticas —desde ventas de terrenos a flujos de inversión extranjera, hasta la producción de salsa de soja. Rhodium Group estima que el PIB podría estar sobrevalorado al menos en un 10 %, es decir, 1,7 billones de dólares.

La dificultad para obtener información fiable se debe a la censura de datos unida a la represión política: economistas y analistas críticos con las políticas de Xi Jinping han desaparecido o han sido silenciados bajo el pretexto de «secretos laborales» en la versión revisada de la ley de secretos de Estado.

Para un sistema financiero global que se basa en la transparencia para evaluar y tasar el riesgo, el apagón selectivo de China constituye un peligro sistémico. Cuando la toma de decisiones públicas se apoya en datos comprometidos, las asignaciones ineficientes se intensifican. Los inversores acostumbrados a triangular entre publicaciones oficiales, estudios independientes y señales del terreno se enfrentan a una incertidumbre creciente para identificar inputs fiables.

Ondas de choque mundiales

Esta elección de gobernanza interna produce consecuencias internacionales. La avalancha de exportaciones a bajo coste comprime los precios a escala mundial, presionando a los industriales de otros lugares que luchan por preservar sus márgenes. Empresas a menudo respaldadas por el Estado venden con pérdidas, haciendo la competencia insostenible para actores de economías de mercado. Paralelamente, administraciones locales chinas, estranguladas por la deuda, relajan la aplicación de ciertas normas para atraer capital extranjero: un ajuste que reporta rápido, pero al coste de daños duraderos a la estabilidad y la confianza.

Recalibración estratégica

Las implicaciones exigen revisar la manera de interactuar con Pekín. Los inversores extranjeros ya no pueden tratar a China como una inversión de alto rendimiento, impermeable al cálculo político. La exposición debe recalibrarse, ponderando fuertemente el riesgo político, la volatilidad de las subvenciones y la probabilidad muy real de restricciones súbitas de liquidez entre los socios.

Los responsables políticos de los países que comercian deben buscar verificaciones independientes de las estadísticas chinas poco fiables antes de ajustar tipos de interés, política comercial o mecanismos de filtrado de inversiones. Las multinacionales están obligadas a incorporar resiliencia operativa a su estrategia China, planificando cambios de política abruptos e integrando un riesgo de inestabilidad regional en caso de tensión presupuestaria local.

El verdadero boletín

La presentación de una economía china resiliente oculta una fragilidad de naturaleza estructural, no coyuntural. El tríptico —estadísticas «diseñadas», asignación de crédito dictada por la política y agotamiento presupuestario galopante— no tiene nada de sostenible ni de inocuo. Tomar el relato oficial al pie de la letra crea riesgo financiero y puede alimentar errores de alineamiento estratégico.

El Partido Comunista Chino puede parecer estable en la superficie, gracias a cifras cuidadosamente gestionadas y a un control estricto del relato. Pero cuando esa estabilidad se apoya en deuda oculta y prácticas financieras opacas, es frágil en su núcleo. A los dirigentes de todo el mundo, la lección es simple: no tomen al pie de la letra la historia oficial de China. No es una fotografía neutral de la economía; es un relato estratégico, maquillaje puesto sobre una realidad esquiva.

Charles Davis es un veterano del ejército y un conferenciante especializado en inteligencia. Sus condecoraciones militares incluyen: dos medallas Bronze Star por servicio, la medalla por servicio meritorio de defensa, dos medallas por servicio meritorio, la medalla por servicio de la OTAN, la medalla de la campaña de Irak, la medalla de la campaña de Afganistán, la medalla de la liberación de Arabia Saudí y la medalla de la liberación de Kuwait.

Este artículo fue publicado el 1 de noviembre de 2025 en Epoch Times Francia con el título: L’illusion de la résilience : la reprise chinoise masque une fragilité systémique. 

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en España y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.