«Nos están exprimiendo como limones y ya no podemos más. El limón está completamente seco».
La frase corresponde a Carmen Corredor, una de las coordinadoras de la multitudinaria marcha que tuvo lugar ayer en Madrid —entre otras ciudades—, y demuestra el hartazgo colectivo de los autónomos de España.
Miles de ellos tomaron las calles de 21 ciudades españolas en una jornada de protestas convocada por la Plataforma por la Dignidad de los Autónomos, un movimiento ciudadano independiente que denuncia la «asfixia» fiscal y burocrática que amenaza con pulverizar al colectivo.
La manifestación, que partió a las 11:00 horas desde la Plaza de España y culminó en la Puerta del Sol, reunió a cientos de participantes vestidos de negro —en «luto riguroso por los negocios que cierran»— y con guantes rojos en la mano derecha, símbolo de la «sangría económica».
En Barcelona, la Guardia Urbana estimó 1500 asistentes que marcharon hasta la plaza de Sant Jaume coreando «No más precariedad, queremos estabilidad».
Asturias vio un millar en Oviedo, desde la estación de tren hasta la plaza de la Catedral, mientras en Cantabria, bajo una intensa lluvia, cientos se concentraron en la plaza del Ayuntamiento de Santander con lemas como «Cojo la baja ya y mi negocio murió» o «Pago sin parar y a mí no me dan».
Otras ciudades como Bilbao, Sevilla, Valencia, Málaga, Mallorca, Murcia, Santiago de Compostela y Salamanca sumaron a la convocatoria nacional, promovida vía redes sociales y Telegram.
El manifiesto leído en cada punto exigía cuotas proporcionales a ingresos reales mensuales, simplificación burocrática, reforma integral del cese de actividad, protección social equivalente a la de asalariados, sustituciones por bajas médicas o familiares con cotización reducida, derecho al luto y libertad para pagos en efectivo.
«Esto es el principio. Se está moviendo todo a nivel de España y seguiremos tirando para adelante hasta que se nos escuche de alguna manera», recalcó Raúl García, coordinador en Madrid, quien insistió en reconocer derechos y amparos legales para un sector que da empleo a «muchísima gente».
Voces desde la calle
The Epoch Times España cubrió la manifestación en Madrid y conversó con participantes que ilustraron el drama personal que están sufriendo como autónomos.
Claudia Janí, profesora de educación física, explicó su presencia: «Soy autónoma y me parece muy abusivo las cuotas de acuerdo al ingreso que tenemos y evidentemente es imposible a veces de costear. Tenemos meses que no trabajamos y en la cuota de autónomo la seguimos pagando y ahora es una barbaridad. Me ha aumentado la cuota casi al doble».
Janí, que enfrenta meses bajos en diciembre, agosto, septiembre y enero, criticó la fórmula de cálculo: «Nos confunden como si fuésemos una gran empresa y a veces somos una sola persona, no tenemos ningún tipo de empleados, hay meses que facturamos más o menos. Y hay meses que no facturamos».
Cerca de allí, Pilar, terapeuta, marchaba con sus compañeras: «Vemos que las cuotas cada vez son más altas, que eso va también en detrimento de nuestro negocio».
Pese al énfasis de la Plataforma en su independencia de sindicatos y formaciones políticas, muchas de las críticas iban dirigidas al Gobierno de Pedro Sánchez, en medio de los crecientes casos de corrupción que salpican al Ejecutivo.
«Estoy en contra del gobierno socialista del señor Sánchez… Lo que está haciendo es saquear a la gente que trabaja para llevarse ellos el dinero descaradamente, incluso denunciados en montones de tribunales y no se les cae la cara de vergüenza», apuntó Guillermo, otro manifestante.
«La mitad de su gobierno está siendo metido en la cárcel por corrupción y aquí no convocan elecciones, no se cumple la ley. Esto se llama dictadura, está camuflada y con el consentimiento de la Unión Europea. Por eso estoy aquí», añadió visiblemente enojado por la situación del país.
De cara al Gobierno, demandó: «Pues que tenga lo que se llama decencia, que cumpla las leyes y se acuerde que están elegidos por el pueblo y ellos trabajan para el pueblo, no para ellos y sus familias».
Asimismo, hizo hincapié en la elevada carga impositiva: «Están arruinando todos los negocios. Cualquier persona que trabaje en España los ocho primeros meses son para pagar impuestos y solo tú sacas un beneficio para vivir los 4 meses que quedan. Entonces es penoso que el gobierno que, en vez de que te cuide, te saque y la cuestión es si esto no funciona, pues habrá que venir otro día, otro día, otro día».
Hugo Hernández, CEO de Selfers —una empresa que gestiona impuestos para cientos de autónomos—, se unió como «cabeza líder»: «En mi empresa en sí nosotros gestionamos el dinero y los impuestos de cientos y cientos autónomos. Entonces, desde este punto de vista, me siento identificado como cabeza también líder. Estar aquí creo que es lo mínimo. Lo que hacemos al fin y al cabo, sin vender nada, le liberamos un poco de esta burocracia».
Hernández, que conversó con decenas de participantes, detectó un «sentimiento común de que todos estamos un poco cansados, sobre todo de la presión que existe… Todo autónomo al final se quiere dedicar bien a su oficio o el servicio y no quiere estar lidiando ni pensando con temas fiscales ni con temas financieros en ese sentido».
Javier resumió tres reivindicaciones básicas: «Cuando no puedes trabajar porque estás de baja, que cobres un sueldo digno del estado porque ahora mismo creo que son 400 € o sea que imagínate. Segunda, que cuando no trabajas no tengas que pagar la seguridad social, como ocurre en muchos países europeos. Aquí la tienes que pagar. Y tercera reivindicación, cuando facturas, pero no cobras, aun así tienes que seguir pagando el IVA. Entonces está saliendo dinero de tu bolsillo todo el tiempo hasta que ya no lo tienes. Y es ridículo».
«Sin esas tres reivindicaciones tan básicas, la gente no puede sobrevivir. Por eso está la gente hoy aquí», agregó.
En cifras
El contexto macro agrava el pulso.
España cuenta con unos 3,4 millones de autónomos, un 16 % de la población ocupada, que genera el 25 % del PIB y el 30 % del empleo, pero con cuotas que oscilan de 200 euros (tramo bajo) a 1542 euros mensuales (máximo).
En octubre, el Gobierno dio un giro radical a su cuestionada propuesta de reforma de las cuotas de cotización para los autónomos, apenas una semana después de que la iniciativa desatara una tormenta de críticas. Esta unió a asociaciones del sector, sindicatos, la oposición parlamentaria y hasta aliados internos del Ejecutivo.
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha propuesto congelar las cuotas para los tramos más bajos de ingresos y limitar los incrementos a subidas simbólicas de entre 2,5 y 14,75 euros al mes para el resto, exclusivamente en 2026.
La propuesta inicial, presentada el 13 de octubre en la misma mesa con sindicatos como UGT y CC. OO., patronal CEOE y asociaciones como ATA, UPTA y UATAE, preveía incrementos del 4,3 % al 34,9 % solo en el primer año.
El economista Daniel Lacalle, en una entrevista exclusiva concedida a The Epoch Times España, había advertido de los riesgos de esta trayectoria: «Este tipo de propuestas lo que hacen es desincentivar la creación de empleo y aumentan la probabilidad, más que evidente, de que se incentive la economía sumergida».
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Ahora, la nueva tabla mantiene congeladas las cuotas en la «tabla reducida» (hasta 1166,7 euros netos mensuales: 200-260 euros). Para el resto —de 1166,7 a 6000 euros—, alzas del 1 % al 2,5 %.
Sin embargo, persisten los cuestionamientos desde el sector. De hecho, la Plataforma ha dejado la puerta abierta a más movilizaciones: «Si el Estado nos falla, el autónomo estalla», rezaba una pancarta en Madrid. Pancartas como «Si el autónomo desaparece, España se desvanece» o «Este trimestre no vamos a pagar» resonaron en las urbes, recordando que sin reformas, el tejido que sostiene barrios y familias podría deshilacharse irremediablemente.
Con información de EFE
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