SALUD Y BIENESTAR

Hay una buena posibilidad de que tu sensibilidad al gluten no sea por el gluten

Una revisión de años de investigación sugiere que la sensibilidad al gluten no celíaca podría ser una forma de síndrome del intestino irritable
diciembre 1, 2025 17:10, Last Updated: diciembre 1, 2025 17:10
By Amy Denney

La búsqueda de alimentos sin gluten en los menús y en las estanterías de los supermercados puede convertirse en una molestia innecesaria para muchas personas que los evitan por motivos de salud. El probable responsable de buena parte de esas reacciones podría ser el síndrome del intestino irritable (SII).

Las verdaderas sensibilidades al gluten son poco frecuentes, si es que existen, según una revisión exhaustiva publicada en The Lancet sobre la sensibilidad al gluten no celíaca, que recopila décadas de investigación.

Un diagnóstico difícil

Los estudios a ciegas incluidos en la revisión revelaron un mismo patrón: las personas con sospecha de sensibilidad al gluten no celíaca reaccionaron de manera similar al gluten, al trigo o a un placebo.

«Esto nos indicó que tenía que haber otro factor, y no el gluten, detrás de los síntomas», declaró a The Epoch Times la coautora Jessica Biesiekierski, profesora asociada de la Universidad de Melbourne, en un correo electrónico.

La revisión destaca un problema en el diagnóstico de la sensibilidad al gluten no celíaca. A diferencia de la enfermedad celíaca —un trastorno autoinmune en el que el gluten, una proteína presente en el trigo, el centeno y la cebada, daña el intestino delgado—, la sensibilidad al gluten no celíaca no cuenta con un biomarcador. Se trata de un diagnóstico de eliminación que se establece cuando se observa una reacción al gluten y se descartan la enfermedad celíaca y la alergia al trigo.

En muchos casos, la sensibilidad al gluten no celíaca es autodeclarada, incluso en estudios de investigación. Los autores observaron que menos del 3 % de los casos referidos por los propios pacientes se confirman mediante pruebas objetivas y que, cuando estas se realizan, no más del 30 % se ajusta realmente a una sensibilidad al gluten no celíaca.

También resulta problemática la superposición entre la sensibilidad al gluten no celíaca y el síndrome del intestino irritable (SII). Según la revisión, hasta el 80 % de las personas con sospecha de sensibilidad al gluten no celíaca cumplen los criterios diagnósticos del SII.

El hecho de que algunos pacientes reaccionaran incluso cuando no se les administró gluten, unido a la frecuencia de otras intolerancias alimentarias, sugiere que puede existir una sensibilidad alterada del sistema nervioso, además de factores psicológicos.

Las pruebas disponibles apuntan a una estrecha relación entre intestino y cerebro, lo que sitúa a la sensibilidad al gluten no celíaca en una categoría similar a la de los trastornos de la interacción intestino-cerebro, donde se incluyen alteraciones funcionales de la motilidad.

Las personas con sospecha de sensibilidad al gluten también mejoran con una dieta baja en FODMAP diseñada para el SII: no solo experimentan alivio de los síntomas intestinales, sino también de problemas asociados al síndrome, como dolor crónico y fatiga, confusión mental y depresión. FODMAP es el acrónimo en inglés de «fermentable oligo-, di- y monosacáridos y polioles», un grupo de carbohidratos que se sabe que causan problemas digestivos. La dieta baja en FODMAP es una pauta de eliminación temporal que se utiliza para ayudar a las personas con SII a identificar sus desencadenantes alimentarios específicos.

«Aún no está claro si [la sensibilidad al gluten no celíaca] representa una afección específica o un subgrupo de pacientes con SII y desencadenantes dietéticos concretos», escribieron los autores.

Según la revisión, se necesitan más estudios y mejores criterios de diagnóstico, especialmente dada la tendencia a que las personas se autodiagnostiquen.

Aunque la enfermedad celíaca afecta solo al 2 % de la población, se proyecta que las ventas de productos sin gluten aumentarán de 7 mil millones a 11 mil millones de dólares (6 mil millones a 9 500 millones de euros) en 2033, impulsadas por la creencia generalizada de que evitar el gluten favorece la pérdida de peso y la salud intestinal.

Problemas con los alimentos sin gluten

Los productos sin gluten no solo son más caros, sino que además suelen contener menos fibra, folato y minerales como el zinc y el hierro, explicó Biesiekierski. Esto puede favorecer la aparición de deficiencias nutricionales. Añadió que restringir la dieta puede alterar las bacterias intestinales, lo que a su vez puede intensificar los síntomas del SII y favorecer la ansiedad relacionada con la alimentación.

«Millones de personas han eliminado el gluten innecesariamente», afirmó. «Comprender la verdadera causa de los síntomas ayuda a las personas a comer con mayor libertad y a recibir el tratamiento adecuado, en lugar de evitar alimentos sin necesidad».

Los cambios en la microbiota intestinal y la alteración del procesamiento del sistema nervioso central se encuentran entre las características distintivas de los trastornos gastrointestinales. Esa desregulación puede hacer que las neuronas envíen señales de dolor al cerebro durante la digestión, sensaciones que terminamos asociando con determinados alimentos.

«Los conceptos presentados en este artículo de revisión reflejan mis observaciones en la práctica», declaró Wendy Busse, dietista titulada, a The Epoch Times.

Su enfoque sobre las sensibilidades alimentarias cambió al darse cuenta de que la restricción alimentaria a menudo atrapaba a sus pacientes en un ciclo de aparición de nuevas sensibilidades. Esto se debe a que, cuando se utilizan dietas para vigilar los síntomas gastrointestinales, es más probable que las personas se vuelvan hipervigilantes, un nivel de estrés que puede aumentar el riesgo de sufrir más reacciones ante cualquier alimento que se reintroduzca.

«Las sensibilidades alimentarias son complejas, y el tratamiento debe abordar a la persona en su totalidad, incluido cómo reacciona el cuerpo a los alimentos, su relación con ellos y los factores sociales que influyen en ambos», afirmó. Entre esos factores sociales citó, por ejemplo, evitar comer fuera o con determinadas personas cuando ello genera estrés.

Qué hacer

El primer paso, si sospecha que tiene sensibilidad al gluten, es hacerse pruebas de celiaquía y de alergia al trigo. «Estas pruebas son precisas y ayudan a descartar causas inmunitarias o alérgicas graves», afirmó Biesiekierski.

Una vez que se confirme que el gluten no es la causa, conviene centrarse en llevar una alimentación saludable en general. Si esto no le alivia, añadió, puede ser útil consultar con un dietista para que le supervise una dieta baja en FODMAP a corto plazo.

Al eliminar el gluten, también se excluye un tipo de carbohidrato llamado fructano, presente en otros alimentos como la cebolla y el ajo. Centrarse únicamente en el gluten, cuando los problemas digestivos pueden deberse en realidad a ciertos carbohidratos específicos, puede dificultar la cicatrización del revestimiento intestinal. Como pauta de eliminación a corto plazo, la dieta baja en FODMAP suele permitir que los pacientes reintroduzcan alimentos que antes les provocaban molestias sin que reaparezcan los síntomas.

Abordar los factores estresantes subyacentes también puede ayudar. El equipo de Biesiekierski trabaja actualmente en un ensayo clínico internacional que compara una dieta baja en FODMAP con la terapia de exposición (consumo de alimentos desencadenantes) para reeducar la conexión entre el intestino y el cerebro. La investigadora animó a participar a cualquier persona con síntomas de SII.

Factores psicológicos como el miedo, la evitación de alimentos y un sistema nervioso especialmente ansioso influyen en los síntomas físicos, señaló Biesiekierski, y estos son elementos que no deben subestimarse.

«Estos hallazgos resaltan la fuerte interacción entre el cerebro y el intestino: las expectativas pueden influir en cómo nos sentimos físicamente».

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «There’s a Good Chance Your Gluten Sensitivity Isn’t Gluten».

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