Cuando recuerdo la Navidad se me agolpan sentimientos de alegría, paz, afecto y protección. Cada elemento de estas fechas despierta en mí un sentimiento especial: la decoración con luces de colores que adorna las fachadas de las casas o los espacios públicos, las reuniones en familia o los regalos.
Las tradiciones de esta temporada vienen acompañadas de valores como el amor, la generosidad, la empatía, la gratitud y la unidad familiar, presentes en cada una de las celebraciones. Una de estas tradiciones, que para muchas personas —y para mí también— tiene un significado muy importante, es la del belén de Navidad.
Ángel Bolado Varela se ha hecho conocido como el artesano creador de uno de los belenes más representativos, tanto de la Navidad como de las costumbres y la idiosincrasia de Cantabria. Lleva 36 años dedicándose laboriosamente a la construcción de un belén que, a día de hoy, tiene 308 figuras en movimiento y que, en origen, nació con la idea de celebrar la tradición en casa con su familia.
Bolado contó en una entrevista con The Epoch Times España que un día fue con sus dos hijos a comprar las piezas para armar el belén, pero, al ver que una sola casita costaba 75 pesetas, se replanteó la idea y decidió volver a casa pensando en construir él mismo el belén.
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«Luego empecé a articularlo con una compañera que trabajaba conmigo y, cuando terminamos el belén, un belén pequeño, me quedé mirando a un cerdito y pensé: bueno, a este, para el año que viene, voy a hacer que se mueva».
El belén, que cada año se exhibe en la localidad de Cudón, perteneciente al municipio de Miengo, incluye la representación tradicional del portal en el que se celebra el nacimiento de Jesús y los animales que acompañan la escena de la Sagrada Familia, pero también incorpora numerosos elementos propios de la cultura cántabra.
«Son tradiciones nuestras de Cantabria: costumbres y oficios. Así que te vas a encontrar con una vaca a la que están ordeñando y vas a ver cómo sacan la leche. En otra escena puedes ver a alguien con una guitarra mientras preparan el orujo. Vas a ver a las gallinas poniendo huevos o a las cabras moverse», explicó Bolado.
Bolado afirma que, en principio, no se le ocurrió armar un belén con temática cántabra, sino que partió de la idea original de construir un belén hebreo y que la inspiración llegó más tarde.
«Un día me dio por pensar: ¿y por qué no hago algo de Cantabria? Y empecé a construir cabañas y cosas como estas de la Vega de Pas» A partir de entonces, Bolado comenzó a representar aspectos relevantes de la cultura de Cantabria; en su pesebre se puede encontrar una figura practicando un deporte tradicional pasiego conocido como rayar el palo.
En el diorama, elaborado a partir de madera y plástico y montado en el centro cívico de Cudón, también se pueden contemplar las vistas del castillo de Argüeso, el lavadero de Santillana del Mar, la cascada del Asón o a las sobadoras de anchoas de Santoña.
Bolado asegura que, cuando se dedica al montaje, lo hace en cuerpo y alma. Es un trabajo que requiere especial delicadeza, sobre todo en la instalación eléctrica que da movimiento a las figuras principales del belén.
«Sería muy bonito ir y enchufar a 220, ya está todo en marcha. Pero aquí no, aquí hay 3, 6, 9, 12 voltios y 220. Tienes que compaginarlo todo», explica.
Cuenta que las personas que visitan el belén, por lo general se sienten conmovidas y emocionadas ante un montaje que conecta la tradición judeocristiana con la cultura del pueblo cántabro. «Como la gente está encantada y le gusta mucho, pienso: bueno, pues seguiré», agrega Bolado.
El escenario de fondo se asemeja a las paredes de una cueva, un relieve natural típico de la región y especialmente emblemático en la localidad de Cudón, conocida por la cueva que alberga restos del Paleolítico.
Todo el trabajo de ensamblaje de este belén dura dos meses y medio, pero el resultado compensa el esfuerzo, según Bolado. La exposición suele emocionar a los niños que la visitan desde distintos colegios y ha llegado a conmover hasta las lágrimas a muchos vecinos, que, al detenerse en cada detalle, reconocen en la obra un reflejo cuidadoso del valor de la cultura de Cantabria.
El Belén de Cudón también incorpora un elemento característico que lo vincula con la actualidad de la región: su creador acostumbra a incluir en el diorama alguna temática que haya marcado la vida de Cantabria o resulte especialmente representativa de su identidad.
Uno de los asuntos que más debate genera en la comunidad tiene que ver con el aumento de la población de lobos, su estatus como Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y la preocupación del sector ganadero por la vulnerabilidad de sus animales.
Por ello, Bolado decidió incluir varias figuras de lobos en las montañas de su belén. «Una de ellas levanta la cabeza y aúlla», asegura. También espera añadir a la colección una picadora de maíz y una barbería como las de antaño. De acuerdo con Bolado, «el barbero se mueve y se ve cómo afila la navaja».
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Otro protagonista de su belén para este año será Manuel Bartolomé Cayuso, un humilde labriego del siglo XX, originario de Santillana del Mar, que alcanzó fama regional por su maestría en la siega manual con hoz durante las décadas de 1940 y 1950.
Estas tres son las nuevas propuestas de Bolado para incorporar a su belén, que cada año crece un poco más y, a día de hoy, ocupa un espacio de entre 18 y 20 metros de largo. Es toda una exhibición de cultura y tradición navideña que, según su autor, espera que siga creciendo.
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