INFILTRACIÓN DEL PCCH EN OCCIDENTE

Un estudio revela que universidades occidentales comparten libremente sus investigaciones en IA con laboratorios chinos

El documento concluye que estas colaboraciones han facilitado violaciones de derechos humanos y la vigilancia masiva de civiles en China
diciembre 9, 2025 19:36, Last Updated: diciembre 9, 2025 19:36
By Catherine Yang

Según un estudio publicado por la firma de análisis Strategy Risks en colaboración con la Fundación de Derechos Humanos, las universidades estadounidenses colaboran intensamente con laboratorios chinos en investigación en inteligencia artificial. Estas colaboraciones han facilitado la transferencia de tecnologías sensibles desde Estados Unidos, la vigilancia masiva de civiles chinos y violaciones de derechos humanos en China, incluido lo que el Gobierno de Estados Unidos ha calificado de genocidio contra los uigures en la región de Xinjiang.

El informe, publicado el 8 de diciembre, se centra en estudios de caso de dos laboratorios chinos financiados por el Estado que, desde 2020, han coescrito casi 3000 artículos científicos con investigadores de otros países, incluidos académicos de importantes universidades estadounidenses sufragadas con fondos públicos.

En el documento se citan varias universidades destacadas, como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), la Universidad de Stanford, la Universidad de Harvard, la Universidad de Princeton, la Universidad de Oxford y el University College de Londres. También se señala que más de 20 instituciones reciben financiación de organismos públicos, así como de grupos privados como Amazon. Las organizaciones mencionadas no respondieron a las solicitudes de comentarios de The Epoch Times en el momento de su publicación.

«Este informe demuestra que las universidades occidentales y los financiadores públicos mantienen vínculos estrechos con laboratorios de IA considerados prioritarios por el Estado chino, mediante colaboraciones abiertas, pero escasamente supervisadas», señala el documento.

«El conocimiento fluye libremente a través de las fronteras, incluso cuando las instituciones que lo reciben están inextricablemente vinculadas a un Estado autoritario».

Laboratorios respaldados por el PCCh

Los dos laboratorios estudiados son Zhejiang Lab y el Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial de Shanghái (SAIRI, por sus siglas en inglés), dos instituciones generosamente financiadas, bajo supervisión del Partido Comunista Chino e integradas en el sistema estatal de vigilancia del régimen.

Zhejiang Lab fue fundado en 2017 por el gobierno provincial de Zhejiang, la Universidad de Zhejiang y Alibaba. Recibió 1250 millones de dólares (1074 millones de euros) en financiación del gobierno provincial entre 2021 y 2023, según el informe. También es socio de varias instituciones estatales, como el conglomerado China Electronics Technology Group Corp., sancionado por Estados Unidos por construir la Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas, uno de los pilares del sistema de crédito social del régimen chino.

SAIRI fue fundado por la Universidad Jiao Tong de Shanghái en 2018 y, desde 2020, está dirigido por Lu Jun, científico sénior de la ya sancionada China Electronics Technology Group Corp. El instituto investiga en visión artificial, seguimiento de objetivos, imágenes aplicadas y otras tecnologías para la vigilancia de grupos. Entre sus socios se encuentran Huawei y el Tercer Instituto de Investigación del Ministerio de Seguridad Pública de China, responsable de la vigilancia técnica y la pericia digital, según el informe.

En 2023, SAIRI contribuyó al desarrollo del primer sistema de entrenamiento de puntería asistido por IA y, en 2024, firmó contratos con dos empresas —iFlytek y SenseTime— que diseñan plataformas de reconocimiento facial y sistemas de «vigilancia policial inteligente». Ambas han sido sancionadas por su papel en el genocidio de los uigures perpetrado por el Partido Comunista Chino (PCCh) en la región de Xinjiang.

Universidades occidentales y dinero del contribuyente

Según el informe, ambos laboratorios publicaron 11 000 artículos entre 2020 y agosto de 2025, de los cuales aproximadamente 3000 contaron con coautores extranjeros.

«Zhejiang Lab y SAIRI forman parte de un sistema más amplio de laboratorios públicos de IA con una fuerte financiación, impulso político y vínculos con la defensa y la seguridad», subraya el informe. «Su tamaño y alcance internacional demuestran que las colaboraciones problemáticas no son incidentes aislados, sino características estructurales de la arquitectura de investigación en IA de China».

Un artículo de 2022, coescrito con investigadores del MIT y financiado por un programa de subvenciones de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del Pentágono, se centró en técnicas avanzadas de desplazamiento de fase óptica que, según el informe, se utilizan en sistemas de imagen y detección para reconocimiento militar, vigilancia satelital y control biométrico.

Un artículo de 2024, coescrito con investigadores de la Universidad Carnegie Mellon y financiado por la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU. y la Oficina de Investigación Naval, examinó el seguimiento de múltiples objetivos, que los analistas describen como un «elemento fundamental de la vigilancia automatizada». La universidad no respondió a las solicitudes de comentarios de The Epoch Times en el momento de su publicación.

Un artículo de 2021, coescrito con investigadores de la Universidad de Harvard, se centró en técnicas avanzadas de óptica y visión artificial.

«Las colaboraciones del Laboratorio de Zhejiang con estas universidades demuestran cómo se está integrando la experiencia técnica occidental en programas de investigación alineados con las prioridades de seguridad y vigilancia de China», observa el informe, que destaca los estrechos vínculos del laboratorio con una organización clave implicada en el genocidio uigur.

El riesgo, señala, proviene de la integración estructural con actores de la defensa nacional acusados de violaciones de derechos humanos, no del encuadre científico de estos proyectos en sí.

En 2021, SAIRI colaboró ​​con varias instituciones occidentales en QDTrack, un sistema que analiza y rastrea personas u objetos mediante grabaciones de vídeo, un proceso que el informe considera una función esencial de las tecnologías de vigilancia masiva. En 2023, se asoció con varias universidades estadounidenses para desarrollar AlphaTracker, una herramienta de análisis del comportamiento animal que también incorpora capacidades de identificación y rastreo de objetos.

Estas instituciones occidentales suelen recibir financiación pública, como señalan los artículos. Los propios laboratorios chinos no figuran como beneficiarios de estas subvenciones, pero se benefician de las alianzas con instituciones occidentales, lo que les permite eludir los procedimientos de diligencia debida, observa el informe.

«El panorama emergente muestra un sistema en el que recursos públicos occidentales se involucran rutinariamente en colaboraciones de investigación con laboratorios integrados en el aparato de seguridad chino», afirma el documento.

El informe se centra en instituciones chinas que tienen vínculos explícitos con el régimen o el ejército, pero los investigadores advierten de que incluso las instituciones que no están abiertamente alineadas con el régimen están obligadas, en virtud de varias leyes de seguridad nacional chinas, a compartir información con las autoridades.

Una brecha ética

Los analistas señalan que solo una minoría de centros de investigación en ética de la IA han condenado las violaciones de derechos humanos cometidas por el régimen chino: el Instituto Ada Lovelace, con sede en el Reino Unido, en junio de 2022; el Instituto Stanford para la Inteligencia Artificial Centrada en el Ser Humano, en agosto de 2023, y el Instituto AI Now, en 2019.

«La gran mayoría de los institutos occidentales de ética en IA han evitado confrontar el uso represivo de la inteligencia artificial por parte de China», señala el informe. «Este silencio no se debe a la falta de información, sino a un fallo en la gobernanza y la rendición de cuentas».

Los autores del informe advierten de que mantener este silencio podría contribuir a «normalizar» las colaboraciones con instituciones estatales chinas y a reforzar la complicidad en la consolidación del aparato de vigilancia del régimen. Instan a los institutos de ética —organizaciones creadas para «examinar los riesgos asociados a las tecnologías avanzadas»— a publicar directrices sobre los riesgos para los derechos humanos vinculados a las colaboraciones con laboratorios chinos.

Asimismo, recomiendan replantear la diligencia debida para integrar explícitamente la dimensión de los derechos humanos, hacer obligatoria la transparencia en las colaboraciones de investigación, establecer salvaguardas para la cooperación con instituciones de vigilancia y ejercer un liderazgo ético genuino en este ámbito. También instan a los gobiernos a revisar sus políticas para abordar las brechas de seguridad nacional que estas colaboraciones ponen de manifiesto.

«A menos que los gobiernos, las universidades y los organismos de ética adopten estas medidas, las colaboraciones con laboratorios chinos que el Estado considera prioritarios seguirán desarrollándose con las mismas normas que rigen en la actualidad», advierte el informe.

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «Les universités occidentales partagent librement leurs recherches en IA avec des laboratoires chinois: une étude».

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