El Gobierno ruso sostuvo el 1 de diciembre que las declaraciones del máximo responsable militar de la OTAN, según las cuales la alianza podría considerar un «ataque preventivo», eran «extremadamente irresponsables».
Ese mismo día, el almirante de la Armada italiana, Giuseppe Cavo Dragone, presidente del Comité Militar de la OTAN, afirmó que la organización estudiaba adoptar una postura «más agresiva» frente a la guerra híbrida atribuida a Moscú.
«Lo estamos revisando todo… En el ámbito cibernético solemos ser más reactivos que activos. Estamos estudiando una postura más agresiva o proactiva», declaró Dragone al Financial Times. Añadió que un «ataque preventivo» podría considerarse una «acción defensiva», aunque admitió que ese enfoque se aparta del pensamiento y el comportamiento habituales de la OTAN.
Señaló que, para la OTAN, la prueba clave es su capacidad para disuadir a posibles agresores de emprender nuevas agresiones.
«Cómo se logra la disuasión —mediante represalias, ataques preventivos— es algo que debemos analizar a fondo, ya que en el futuro podría haber aún más presión al respecto», añadió.
La OTAN describe la guerra híbrida como una combinación de medios convencionales y no convencionales, que incluye la subversión y la desestabilización del adversario, así como ataques llevados a cabo de forma que dificulten la identificación de los responsables.
La guerra híbrida suele desarrollarse en la llamada zona gris, un umbral por debajo de la guerra convencional que puede incluir ciberataques, ataques a infraestructuras críticas y actividades de espionaje.
En respuesta a estos comentarios, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, los calificó de «extremadamente irresponsables» y afirmó que evidencian la disposición de la alianza a seguir avanzando en la escalada.
En el mismo comunicado sostuvo que se trata de un intento deliberado de socavar los esfuerzos para resolver la crisis ucraniana, y añadió que quienes hacen tales declaraciones deben ser conscientes de los riesgos y las posibles consecuencias, incluso para los propios miembros de la alianza.
En ese texto, Zakharova se refirió en concreto a la declaración de Giuseppe Cavo Dragone sobre posibles ataques preventivos contra Rusia, a la que calificó de «extremadamente irresponsable» y vinculó con un intento deliberado de intensificar la situación y de socavar los esfuerzos para resolver la crisis ucraniana.
Zakharova acusó además a la OTAN de alimentar la histeria antirrusa ante un ataque inminente de Moscú, y afirmó que los comentarios de Dragone «exacerban gravemente la confrontación ya existente».
La guerra híbrida rusa ha sido un motivo de creciente preocupación tanto en la OTAN como en la Unión Europea.
Las incursiones con drones y aviones de combate han mantenido a los estados miembro del este de la OTAN en alerta máxima durante semanas, tras los incidentes en Polonia, Rumanía, Estonia y Lituania.
En los últimos meses también se ha registrado actividad en Europa Occidental: el Reino Unido, los Países Bajos, Bélgica, Suecia y Dinamarca han detectado drones o barcos de procedencia rusa, presunta o confirmada.
Esa preocupación impulsó a la OTAN a lanzar una operación aérea de gran envergadura el 12 de septiembre, denominada «Centinela Oriental», con el objetivo declarado de reforzar la defensa de su flanco este.
Como parte de la operación, aviones de combate daneses, franceses, alemanes y británicos realizan misiones en la región.
La operación se suma a «Centinela del Báltico», anunciada por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a principios de este año y destinada a proteger los cables submarinos en el mar Báltico.
Paralelamente, la Unión Europea ha anunciado nuevas medidas para contrarrestar la guerra híbrida.
Durante un discurso en el Parlamento Europeo el 8 de octubre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió a los legisladores que se ha observado un «patrón preocupante de amenazas crecientes» a la seguridad europea que exceden el ámbito habitual de la guerra convencional, entre ellas el sabotaje de cables submarinos, los ciberataques y, más recientemente, las incursiones con drones sobre los cielos europeos.
«Es hora de llamarlo por su nombre: esto es una guerra híbrida, y debemos tomárnosla muy en serio», afirmó ante los legisladores en Estrasburgo, Francia.
«No solo debemos reaccionar, sino también disuadir, porque si dudamos en actuar, la zona gris solo se ampliará», añadió von der Leyen, sin mencionar directamente a Moscú, aunque sí afirmó que Rusia pretendía «sembrar la división» en Europa.
El 16 de octubre, el comisario europeo de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, señaló en un comunicado, en el que anunciaba los planes para la «Hoja de ruta para la preparación de la defensa 2030: preservación de la paz», que era necesario disuadir la agresión rusa, prevenir la guerra y preservar la paz.
Los planes contemplaban cuatro estrategias de defensa: la Iniciativa Europea de Defensa contra Drones, la Vigilancia del Flanco Oriental, el Escudo Aéreo Europeo y el Escudo Espacial Europeo.
Rusia ha negado sistemáticamente las acusaciones de haber entrado intencionadamente en el espacio aéreo de la OTAN y ha rechazado igualmente su participación en otros supuestos sabotajes y ataques a infraestructuras europeas.
Artículo publicado originalmente en The Epoch Times con el título «Russia Calls NATO Comments on Preemptive Strike ‘Extremely Irresponsible’».
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